Simulacro la vigilancia policial en Ahome

POR: ALVARO ARAGÓN

Al alcalde Arturo Duarte le interesa más proteger sus “negocios públicos”

¿Complicidad? ¿Simulación? ¿Miedo? El escenario es de violencia. De un ayuntamiento en crisis. Prevalece el desinterés por ofrecer seguridad a la sociedad. Es innegable, a estas alturas, que en Ahome coexiste el desprecio a la vida y la dignidad de las familias. No hay garantía para la protección de los derechos humanos de la prole. Falló al pueblo, pues, el presidente municipal Arturo Duarte García, quien, para darle rienda suelta a sus viajes placenteros, instaló al alcalde de facto, Álvaro Ruelas Echave, para “administrar” la comuna y “operar” un sistema prevención de delitos y de seguridad municipal de simulacros. El despliegue de las fuerzas federales para la recaptura de Joaquín Guzmán Loera en el fraccionamiento Las Palmas planeado en la secrecía, sin el concurso de la Policía Municipal y de la Ministerial, que se supone, conocen palmo a palmo, rincón a rincón, toda la geografía urbana de Los Mochis, refleja la falta de confianza del gobierno federal hacia el gobierno de Arturo Duarte y Álvaro Ruelas y sus mandos responsables de seguridad pública. Irradia también la sospecha de los altos mandos hacia los jefes policiacos y las autoridades municipales. No hay reversa: es real la indefensión de los habitantes del municipio de Ahome. Raya en el garete la seguridad en Los Mochis, cabeceras de sindicaturas y otras comunidades. El alcalde Arturo Duarte García y Álvaro Ruelas no gobiernan, sino administración sus negocios, y vigilan el buen funcionamiento de empresas mantenidas con el presupuesto municipal, facilitado para enriquecer a particulares. La desconfianza ciudadana se ubica en su clímax. En el cenit. La sociedad repudia al alcalde “de los cielos”, Arturo Duarte García, y a su “operador político” y, según sus planes, virtual heredero, del trono municipal, Álvaro Ruelas. No hay ocio entonces en las preguntas. Encajan en la coyuntura de la recaptura de Joaquín Guzmán Loera: ¿Va a ser llamado o no a declarar a la Procuraduría General de la República el alcalde Arturo Duarte García? ¿Le abrirán o no las autoridades federales una “investigación especial”? ¿Qué papel juega en este entramado el presidente municipal de facto del Ayuntamiento, Álvaro Ruelas Echave, quien se vanagloriaba de tener bajo control todos los mandos policiacos de Ahome y que alardeaba que Gildardo Amarillas, director de la Policía Municipal, lo obedecía a “´pie juntillas”? Las dudas hunden a las autoridades municipales. El cruce de opiniones es una “epidemia comunicativa” en los cafés, en los hogares, en los mentideros políticos de Ahome y de Sinaloa. La discusión surgió luego del enfrentamiento a balazos que culminó con la captura de Joaquín Guzmán Loera, en medio de un espectacular mega-operativo de la Marina, en la jurisdicción en la que en los dos años de gobierno de Arturo Duarte han aumentado las ejecuciones, levantones y desapariciones, cubiertos por el aparente “control” de los medios y de compra de espacios publicitarios propagandísticos para el glamour personal o para la proyección política electoral. El municipio de Ahome ya no es entonces la ciudad con olor a caña. El olor que respiran los ahomenses es de caño. Corrupción. Porquería. Las familias viven en un infierno. Ahome es la jurisdicción de los “levantones” y los desaparecidos. Donde la población le teme a la corporación policial en vez de respetarla. Que no vengan ahora con el cuento del Mando Único para dilatar responsabilidades en materia de seguridad pública. Los jefes policiacos de Ahome sostenían a diario, en la mañana y en la tarde, reuniones con el secretario del ayuntamiento (alcalde de facto), Álvaro Ruelas, para “transmitir” los partes informativos del día y la noche y analizar el “rumbo” de los operativos supuestamente para brindar seguridad a la población y evitar la presencia en el municipio de grupos delictivos. La policía no es una estructura aislada del mando del alcalde Arturo Duarte ni de su “secretario”, y, por supuesto, no es ajena a a la vida de los ahomenses ni a sus necesidades. Es un ente creado para procurar dar y tener seguridad la vida cotidiana. El “nuevo concepto”, que en realidad es una tesis vieja y que en la práctica se traduce en realidad, es que las autoridades locales comparten las responsabilidades con las autoridades federales en materia de seguridad pública y ciudadana. En México los alcaldes y gobernadores tienen responsabilidades constitucionales y legales en materia de seguridad ciudadana. De seguridad humana (ojo con el nuevo concepto). Si se entiende entonces que “las personas son la verdadera riqueza de un municipio, estado o nación”, la búsqueda de la seguridad humana se basada en el fortalecimiento de las instituciones democráticas y del estado de derecho, proporcionando al individuo condiciones adecuadas para su desarrollo personal, familiar y social. De esta forma, en México y en el mundo la seguridad es considerada como un asunto relacionado directamente con el respeto por la vida y la dignidad, que incluye la seguridad económica, alimentaría, sanitaria, medioambiental, personal, comunitaria y política, dimensiones relacionadas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La seguridad es una creación cultural que hoy día implica una forma igualitaria (no jerárquica) de sociabilidad, un ámbito compartido libremente por todos. El trato civilizado representa el fundamento para que cada persona pueda desplegar su subjetividad en interacción con los demás. De esta manera, frente a los hechos que afectan la seguridad de los ciudadanos está en juego no sólo la vida de la persona individual, sino igualmente la de la sociedad. ¿Ha cumplido o no entonces el alcalde Arturo Duarte García y su “operador político”, Álvaro Ruelas Echave, con llevar seguridad pública al municipio que aparentemente gobiernan? ¿Cómo van a justificar ante los ciudadanos la presencia de Joaquín Guzmán Loera en Los Mochis, su movilización por las calles, y su manutención alimentaria, su estadía en una residencia, en una ciudad, que según las autoridades municipales garantiza niveles óptimos para la seguridad personal y la inversión? ¿Cómo convencer a la población que el grupo de delictivo nunca fue visto por la policía preventiva ni grabado por las cámaras de “vigilancia” ni siguiera por los llamados cinemómetros, instalados para grabar e infraccionar-asaltar a los automovilistas? El 30 octubre del 2015 el presidente Enrique Peña Nieto en la clausura de la Conferencia Anual de Municipios de México (CONAMM), realizada en Chihuahua, aseguró que en materia de seguridad pública, no se vale que los gobiernos y autoridades municipales “naden de a muertito”, o evadiendo su responsabilidad bajo el pretexto de no tener los recursos o las capacidades suficientes. En aquel acto que se realizó en la explanada del Centro de Justicia inaugurado, Peña Nieto también les dijo a los alcaldes: “el espacio de servicio municipal y cualquier otro, no son peldaños para escalar en trayectorias personales, son espacios de privilegio para servir a la sociedad que nos ha depositado su confianza”. Así, Arturo Duarte García y Álvaro Ruelas, habrían de estar obligados a comparecer ante la Procuraduría General de la República para que aporten datos en torno a la presencia de Joaquín Guzmán en Los Mochis, bajo la tesis jurídica de que toda persona o funcionario tiene la responsabilidad de aportar información, si la poseen, para el esclarecimientos de sucesos del orden penal; o bien porque pudieron haber incurrido en un delito por omisión o acción o caído en actos de complicidad, indiferencia o simulación en el ejercicio de sus funciones, que pudieran ocasionar primero el virtual desafuero del presidente municipal y después su consignación penal junto con su secretario del ayuntamiento. Sobre el presidente municipal pesan denuncias de abandono del servicio público, dedicarse a viajar, a dilapidar los recursos municipales, a crear negocios privados sostenidos con el erario, vía la concesión en la prestación de servicios, y de usar la policía para intimidar a sus opositores políticos y reprimir a la población que se manifiesta contra atropellos. De los negocios que le interesan a Arturo Duarte y operados por Álvaro Ruelas sobresale la renta de patrullas a un particular; el alquiler de lámparas Led; el cobro del Impuesto Predial concesionado a un particular y la cesión a una empresa privada, también, del cobro de infracciones de tránsito electrónicas o videograbadas. Duarte también sobreprotege la operación de la compañía PASA que brinda un pésimo servicio de recolección de basura en Ahome. Otro negocio más seria el cobro del 10 por ciento a las constructoras por obras adjudicadas. O los trinquetes que se realizan precisamente en la subcontratación de obras. No. Arturo Duarte y Álvaro Ruelas no gobiernan Ahome. Administran negocios. Los suyos y los de otros. Aquellos que han nacido al amparo del presupuesto municipal. Que gozan de concesiones y de la protección de funcionarios de primer nivel coludidos con los regidores. De muchos privilegios. Sí. Los que enriquecen a particulares. La sospecha estriba en si la entrada o salida, la movilización o presencia de grupos delictivos en el municipio de Ahome, es también o no para la autoridad municipal un negocio del que habrían de estar sacando dividendos. ¿Y los dineros del Subsemun? En materia de seguridad y prevención de delitos la población de Ahome sigue perdiendo. Es un particular, a quien el ayuntamiento decidió rentarle las patrullas, quien se hace millonario, no únicamente con el presupuesto municipal sino con el Subsidio para la Seguridad en los Municipios -Subsemun-, ya convertido en Subsidio para el Fortalecimiento de la Seguridad en los Municipios (Fortaseg). El patrullaje es una mascarada. Un simulacro diurno y nocturno. Gozan de “seguridad” antros de vicio. Zonas exclusivas. Funcionarios públicos, no más. Las cámaras de videovigilancia no funcionan, no detectan a los grupos delictivos que asaltan, roban vehículos, “levantan” y desaparecen ciudadanos, a plena luz del día. Salvo las que cámaras que se instalaron para infraccionar a los automovilistas las otras no captan nada sospechoso. La caza de noctámbulos, de borrachos, es criminal. De escándalo. La Policía Municipal es una caja registradora. De cobro de multas. El esculque de vehículos propiedad de ciudadanos bien nacidos es ofensivo para hacer creer que los protegen de los delincuentes, quienes poseen la prebenda de la impunidad pues se mueven a su antojo por todo el territorio municipal. No hay transparencia en el manejo del recurso federal -Subsemun/Fortaseg- que se le ministra a Ahome para la profesionalización, equipamiento del cuerpo de seguridad pública, mejoramiento de la infraestructura de las corporaciones y desarrollo de políticas públicas para la prevención social del delito. El dinero va a parar a las cuentas bancarias de un particular y sus socios. Arturo Duarte y Álvaro Ruelas parieron la genial idea de rentarle patrullas. La Policía Municipal está desmantelada: no cuenta ni con una sola patrulla, propiedad del municipio. Falla en Ahome la salvaguarda de los derechos e integridad de sus habitantes y preservar las libertades, el orden y la paz pública. Es letra muerta en Ahome el fortalecimiento de los niveles de seguridad y confiabilidad que demanden las instituciones de seguridad pública, mediante la aplicación de evaluaciones de control de confianza homogéneas. No hay actividades para promover una política preventiva que incida sobre los contextos socioculturales en donde se desarrollan los factores de riesgo que propician la violencia y la delincuencia, desde antes que ocurran los eventos que las detonan. No se han alineado en Ahome las capacidades del Estado mediante una estrategia de prevención social del delito, que vincule el quehacer institucional con la participación de la sociedad civil organizada. La ciudadanía no cuenta con mecanismos de asociación que garanticen su derecho a ser partícipes en los actos de gobierno que los involucran. La policía siembra el terror…Más: la sociedad civil, el pueblo, ven con recelo a la Policía Municipal, al alcalde Aturo Duarte y a su “operador policiaco”, Arturo Duarte. Les perdieron la confianza. PGR investiga a policías municipales Alrededor de 20 Policías de Ahome están bajo investigación de la Procuraduría General de la República por presunta complicidad con el líder del Cártel de Sinaloa. La indagatoria incluye a Gerardo Amarrillas, director de la Policía Municipal y comandante de la Ministerial, a quien el día del operativo de recaptura de Joaquín Guzmán Loera el grupo de inteligencia de la Marina interceptó llamadas en su radio MATRA en el que enviaba a los agentes municipales a “verificar” la “balacera”. La PGR valora citar o no a declarar al alcalde Álvaro Ruelas y al secretario del ayuntamiento Álvaro Ruelas. El fraccionamiento La Palmas, donde se refugiaba Guzmán Loera es una de las más vigiladas de Los Mochis pues ahí viven políticos, artistas, deportistas e incluso la madre del gobernador Mario López Valdés. En esa zona se “privilegiaba” la presencia policiaca.