Universidad de Los Mochis, institución “patito” forjadora de “profesionales” inútiles y sin futuro   

POR: JORGE ARAGÓN

La Universidad de Los Mochis es una institución educativa “patito” en la cual los alumnos no aprenden nada ante la falta de preparación y profesionalismo del personal dizque docente, a ciencia y paciencia de la SEP que no se ha dignado tomar cartas en el asunto.

Lo anterior pone en evidencia la incapacidad del rector, Roberto Pérez Jacobo, por elaborar un buen plan de estudios, aunado a que con la propietaria de la universidad, María Luisa Gómez Lizárraga, al parecer mantiene relaciones amorosas.

Esa es una de las razones por la cual Pérez Jacobo se mantiene en ese importante cargo, pero también es evidente que no mueve un solo dedo para que los egresados ingresen al mercado laboral.

Incluso quienes se están preparando para hacer realidad sus sueños de ser alguien de provecho en la vida expresan su desilusión ante tanta ineptitud e importamadrismo de quienes tienen el control de dicha universidad.

Pérez Jacobo, dicen algunos de los estudiantes cuyos nombres omiten por temor a represalias, es sólo una figura decorativa y que únicamente se encuentra ahí para cobrar honorarios que, dicho sea de paso, no son nada modestos.

Son decenas de jóvenes de ambos sexos que se han acercado a la Universidad de Los Mochis para prepararse en determinada carrera, ignorando que prácticamente están tirando el dinero no a la basura, sino a los bolsillos de la pareja, que ha incrementado su fortuna a base de embaucar a quienes en un principio creyeron que estaban a ingresando a una institución de elevada calidad académica. Se equivocaron.

Fueron seducidos por el señuelo de que tan pronto culminen sus estudios serían aceptados en empresas o industrias regionales y nacionales para de inmediato empezar a trabajar.

Todo lo anterior es una muestra de la nulidad operativa de quienes tienen bajo su control la “universidad patito”. Cuando finalmente los alumnos culminan sus estudios se quedan viendo para todos lados, pues en ningún lugar son aceptados.

Todo esto sigue ocurriendo sin que la propietaria María Luisa Gómez Lizárraga le llame la atención a quien mueve los hilos, debido a la estrecha relación que mantienen.