Contaminación mata humanos y al ambiente

La biodiversidad de Sinaloa es explotada irracionalmente por complicidad y corrupción de los gobiernos federal y estatal. Agua y tierra están sujetas a permanente contaminación, sin respeto a las leyes nacionales ni a los convenios internacionales. Sierra, montañas medias, ríos, arroyos, presas, distritos de riego, humedales y costa, son blanco diario de descargas residuales que envenenan el agua y afectan por igual a seres humanos, flora y fauna.

Los intereses económicos que envuelven a la agricultura y la minería, principalmente, han convertido todos los cuerpos de agua del estado, en especial sus once ríos, en drenaje que causa muerte, malformaciones genéticas en seres humanos, afectación en tamaño y cantidad de las especies marinas más cotizadas dentro y fuera del país, así como destrucción de la riqueza forestal.

Para dejar campo libre a los grandes contaminadores que medran en la entidad, el gobierno local ha sido históricamente omiso en la creación de una Secretaría del Medio Ambiente que vigile las actividades que sin control están devastando nuestra riqueza natural.

La SEMARNAT y la Procuraduría del Medio Ambiente son cómplices del diario ecocidio que se comete en todas las regiones de Sinaloa. Ambas delegaciones actúan como protectores coludidos en los negocios que realizan la destrucción de la rica biodiversidad del estado.

Ni las organizaciones oficiales y privadas que luchan contra la contaminación detienen el brazo siniestro del gobierno federal que se nutre de dádivas y acuerdos que sólo favorecen a unos cuantos funcionarios.

Las advertencias sobre el daño que causan en la entidad, emitidas por el Centro de Investigación Interdisciplinario para el Desarrollo Integral Regional, del IPN; al igual que Conselva, Costas y Comunidades y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), de la SEMARNAT, son pasadas por alto en las esferas gubernamentales donde secretarios y altos funcionarios imponen sus intereses sobre las recomendaciones científicas que prevén un aumento en los efectos de la contaminación.

Un claro ejemplo de la indolencia criminal se vivió en el Foro nacional sobre Cuencas Costeras, Uso Agrícola y Minería, celebrado a principios del año en Mazatlán, donde se detallaron los estragos que está ocasionando el envenenamiento de la extensa red fluvial del estado, a su paso por todos los centros de población hasta la descarga en el mar. Sin embargo, ninguna de sus recomendaciones fue atendida o ha merecido la inclusión en la agenda oficial para preservar la salud pública y el rico inventario de flora y fauna fuertemente amenazados por decenas de elementos nocivos.

CASOS DE MALFORMACIONES EN BEBES, EN CULIACÁN Y EL ROSARIO

El caso más dramático de la contaminación del recurso hídrico corresponde a los daños en la salud humana, concretamente en malformaciones de niños afectados por los venenos en el agua y en el aire, sobre todo en Villa Juárez, valle de Culiacán, y en El Rosario, según reportes del Sistema DIF.

Decenas de casos de recién nacidos en la comunidad de Villa Juárez viven los estragos de la contaminación con agroquímicos, mientras que en El Rosario los daños en bebés se deben a los efectos de agua con filtraciones de metales pesados provenientes de “jales” de minas en la sierra.

Las autoridades de Semarnat y de Salud ocultan estos hechos, permitiendo que la falta de información evite a la sociedad el asumir mayor conciencia del riesgo a que está expuesta, en una larga secuela de complicidades de la dependencia federal y del secretario Ernesto Echeverría Aispuro, ciegos y sordos ante la magnitud del problema.