El Stase, en manos de un cacique

POR: JORGE ARAGÓN

Gabriel Ballardo, un títere cuyos hilos maneja su jefe de prensa, Mario Barraza; una relación que despierta “sospechas”.

Gabriel Ballardo Valdez sigue enseñando sin pudor alguno el ácido corrosivo de que está hecho.
Además de que cuenta con un “singular” jefe de prensa en la persona de Mario Barraza (relación que despierta sospechas), se encuentra rodeado de un séquito de aduladores y servidores incondicionales, pero totalmente inútiles cuando se trata de hacer algo práctico o en beneficio del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado. Sólo los aterrorizan.
La actitud caciquil que ha sido su característica principal y su principal “atributo”, un comportamiento déspota, fueron expuestos de manera directa ante el Gobernador del Estado, Quirino Ordaz Coppel, quien deberá intervenir con mano firme para impedir que el dirigente del STASE continúe comportándose como cacique pueblerino que piensa puede dirigir la organización como si fuera de su propiedad.
Ballardo Valdez fue valientemente denunciado por una trabajadora a la que separó de su encargo en la Secretaría de Seguridad Pública.
¿El grave delito cometido por la dama? No haber apoyado sus aspiraciones cuando andaba en campaña. Quería captar todos los votos.
Sin embargo, la mujer, tal vez conocedora de la clase de personaje siniestro que es, apoyó otra planilla.
Ese fue el gravísimo pecado que cometió, pues ahora se encuentra sin trabajo, ya que por órdenes del aberrante sujeto la separaron de su empleo.
El abuso fue denunciado públicamente por la afectada ante el gobernador, durante un evento masivo.
Frente a diversos medios de comunicación, la mujer dijo ante el mandatario estatal que había estado comisionada en el sindicato, pero participó en otra planilla y en cuanto entró en funciones Gabriel Ballardo Valdez, dio la orden para que no la dejaran entrar a su oficina, además de que le mantienen retenido su cheque salarial.
Esa es la clase de liderzuelos charros que han estado llegando a la dirigencia del Stase, supuestamente para velar por la seguridad laboral y salarial de sus agremiados.
Sin embargo, ocurre todo lo contrario, pues se creen hacendados de horca y cuchillo que pueden hacer y deshacer a su antojo.
El gobernador del Estado tiene la última palabra, esperándose que intervenga y ponga en su lugar al inescrupuloso dirigente sindical.
La víctima de este abuso de autoridad, violencia institucional y revanchismo político es Yesenia Rojo Carrizoza.
Trascendió que a causa de publicaciones que hizo vía facebook la dejaron sin empleo, pero le elaboraron un acta de abandono de trabajo cuando en realidad no le permitieron el acceso a su oficina.
Desde la primera quincena de mayo no recibe sueldo, y se le argumenta que se le mantiene “retenido”.
“Ballardo tiene a los sindicalizados aterrados. Hay como cien personas batallando, que están sin oficina de adscripción y están en Recursos Humanos, amenazadas. Es un desastre”, indicó.
BALLARDO, A FINAL DE CUENTAS, UN TÍTERE
Entre los sindicalizados del Stase corre con fiereza un rumor que muchos dicen es la auténtica verdad.
Gabriel Ballardo se encuentra convertido en una verdadera marioneta de su jefe de prensa, Mario Barraza, pues son muchos los que dicen que lo manipula a su antojo, y no precisamente con las manos.
Es el que impone el terror al interior de la organización sindical, ya que goza de todas las confianzas “del jefe”.
“Le habla (y le sopla) al oído, diciéndole qué hacer y qué no; le llena la cabeza de humo y se infla de soberbia, creyéndose (Ballardo) el rey sindical cuya palabra es ley”, dicen indignados los trabajadores del estado.
Hay muchas voces que afirman que la relación entre Ballardo y Mario Barraza va mucho más allá de los nexos de un dirigente con su jefe de prensa, pues sus arreglos y maquinaciones los hacen en la intimidad, y todo lo que éste sugiere es tomada como orden.
Es como el titiritero moviéndole los hilos al pelele.