Aguilar Padilla y el tufo del fraude electoral

POR: EULALIO VALDEZ
Jesús Aguilar Padilla, el defenestrado ex gobernador, supuestamente acosado y aparentemente perseguido por el gobierno malovista por supuestos actos de corrupción, está de regreso y ahora como coordinador y operador de la campaña de José Antonio Meade  en Sinaloa, lo cual manda una pésima señal a la sociedad.

En plena debacle del PRI, en Sinaloa la presencia del ex gobernador manda la lectura de que este partido operará toda clase de artimañas para intentar ganar las elecciones. En pocas palabras: Aguilar Padilla es el símbolo del fraude electoral. Un personaje forjado en la escuela de la mapachería electoral.

Aguilar representa a la vieja guardia del PRI,  a la clase dinosáurica, con vasta experiencia para operar  el fraude electoral, utilizando prácticas antidemocráticas, como el acarreo y compra de votos, aplicando la sentencia de que “cuando el partido pierde, arrebata”. Es normal entonces la aparición en las comunidades reparto de becas a granel y programas de empleo temporal para ganar adeptos para el PRI

En su tiempo su gobierno fue exhibido como uno de los más corruptos por la administración de Malova, quien emprendió una cacería contra los ex funcionarios involucrados en presuntos delitos de cohecho y desviación de recursos públicos, iniciándose procesos judiciales en su contra, pero por razones políticas fueron archivados.

Solo hubo un caso en que se ejercitó la acción penal y fue en perjuicio de Ricardo Fuentes Milán, ex director de Fiscalización, detenido  por el delito de chantaje y desmantelamiento y venta de carros asegurados por el Gobierno del estado.

Aguilar no había ocupado un cargo de representación priista desde su desempeño  como delegado del tricolor en Nayarit, en que  estuvo en juego la gubernatura. El ex gobernador  de Sinaloa regresó con la cola entre las patas luego de  que su partido perdió la gubernatura ante la coalición PAN-PRD- PT.

Desde que dejó la gubernatura, el cosalteco no ha rendido buenas cuentas como operador político. Impulsó la candidatura de su socio y amigo Jesús Vizcarra Calderón, rompiendo por esa razón aparentemente políticamente con Juan Millán, y perdió. Con Millán está de regreso y con él no le funciona su “memoria” de la derrota infligida al PRI por el propio PRI y el PAN-PRD y Convergencia (Hoy Movimiento Ciudadano)

Luego Aguilar, con todo y sus mañas para orquestar fraudes electorales, volvió a morder el polvo en las  elecciones en Nayarit, donde fungió como delegado, cargando desde entonces  con el estigma de perdedor.

Aún con esas credenciales, con esos antecedentes, con esa imagen de político derrotado, exhibido como corrupto, además, logró que  desde la cúpula del PRI,  con la aprobación del candidato presidencial, lo designaran delegado en Sinaloa de la campaña de José Antonio Meade, a quien ya le ven en la frente el signo de la debacle, no solo por cargar con el desprestigio del gobierno de Peña Nieto, sino también por aceptar rodearse de este tipo de personajes quemados y desgastados, señalados como monumentos al antivoto.

Todavía muchos recuerdan cuando en vísperas del proceso electoral en Nayarit, el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, le tomó protesta, en diciembre del 2016, en un marco triunfalista, al ex gobernador de Sinaloa, a quien definió como un hombre de partido con talento y con trayectoria exitosa y probada en la honestidad y en el trabajo partidario.

Ahí destacó que el PRI demostrará así que es un partido que bajo el liderazgo de Enrique Ochoa ha asumido el compromiso de ir por candidatos que no tengan cola que les pisen, candidatos con honorabilidad y reconocimiento en sus comunidades, con una unidad a prueba de fuego, porque –indicó—“solo así podemos salir con la frente en alto ante la sociedad a pedir el voto”.

Ante el priismo de Nayarit, advirtió que hoy no es suficiente el voto duro, que vale mucho y pesa mucho pero ningún partido puede ganar elecciones con su voto duro. “Tenemos que salir a la calle, a la sociedad con humildad a pedir el voto, a dialogar, a encontrarnos con sus problemas y soluciones”.

Expuso que el trabajo del presidente Enrique Peña Nieto es un activo que mucho beneficia con su visión reformadora.

Al final el partido fundado por Calles fue avasallado por el partido opositor, cuyo descalabro. No le funcionaron en Nayarit las mapacherías políticas.

Ahora recibe ahora  una nueva oportunidad del tricolor, al ser designado coordinador en Sinaloa de la campaña del candidato presidencial. En esta nueva encomienda partidista, buscará sacarse la espina con el apoyo de Víctor Gandarilla, delegado de la Segob en Sinaloa y su hijo Carlos Gandarilla del PRI estatal.

Aguilar Padilla es originario del municipio de Cosalá, abogado de profesión, fue Diputado Local por el PRI en la extinta Gran Comisión del Congreso de Sinaloa y Gobernador del Estado del año 2005 al 2010.

Durante la última parte de su sexenio (año 2008) la violencia se desbordó en Sinaloa debido a una cruenta guerra entre dos bandos del crimen organizado que dirigían por un lado los hermanos Beltrán Leyva y por el otro Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada.

El Gobierno de Aguilar Padilla se volvió sólo un espectador más de la “guerra” del crimen organizado que dejó en el 2008 un total de mil 161 crímenes y en 2010 se registró la cifra más alta de homicidios dolosos en toda la historia de Sinaloa con 2 mil 250 asesinatos.

Antes de dejar la gubernatura en manos de Mario López Valdez quien compitió por el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, Aguilar Padilla fue acusado de enriquecimiento ilícito y se le ubicaron varias residencias de lujo.

Partido Acción Nacional presentó una denuncia ante el Ministerio Público Federal de la Procuraduría General de la República, por “enriquecimiento inexplicable” en contra del titular del Poder Ejecutivo.

El expediente quedó registrado 29 de junio de 2010 en la Ciudad de México, con número de folio 00005212, pero inexplicablemente la denuncia no prosperó.

Al término de su sexenio Aguilar Padilla desapareció de la escena pública y después de casi dos años reapareció al ser nombrado como Subsecretario de Agricultura a principios del sexenio de Enrique Peña Nieto y en diciembre del 2016 el ex gobernador de Sinaloa, Jesús Alberto Aguilar Padilla, fue designado delegado del CEN del PRI en Nayarit.

Últimamente se le había  visto poco en lugares públicos, sólo en reuniones del PRI y otros eventos de la clase política de Sinaloa. Ya está de regreso entonces Aguilar Padilla y ya hay evidencias de que toda la estructura federal y estatal andan a la caza de votos en ciudades, pueblos y rancherías ofreciendo los programas de asistencia social a cambio de votos ante un Instituto Nacional Electoral que juega el papel de comparsa.

 

LA PALABRA DE FIDEL

En sus mejores tiempos como dirigente nacional de la CTM, Fidel Velázquez, tenía tal poder que ponía no solo a Senadores, diputados federales, sino también a gobernadores.

Así, el habilidoso jerarca cetemista llevó a la gubernatura a uno de los  mejores cuadros del obrerismo, a Alfonso G. Calderón. Gracias a él otros personajes surgidos del movimiento obrero alcanzaron la gubernatura, como  Ochoa Zaragoza en Nayarit y Emilio González, también en ese estado.

Pocos saben la historia cuando Fidel se enfrentó, en el sexenio de Miguel de la Madrid, al entonces Secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, en la disputa por la gubernatura de Zacatecas. Salinas tenía su gallo en la figura de Genaro Borrego y Fidel  apoyaba a Arturo Romo, quien a la postre fue el ganador. Borrego alcanzó también la gubernatura en el sexenio salinista.

Fidel tenía palabra y sabía cumplirla.

Un día la sinaloense Hilda Anderson Nevares le pidió la apoyara para ser Senadora por Sinaloa. Fidel, que la tenía en gran estima, le dio su palabra de que le iba a cumplir ese anhelo.

—Vaya usted con el compañero Calderón—era ya gobernador de Sinaloa—y dígale que va de mi parte.

Doña Hilda que había hecho carrera política dentro del cetemismo, se fue rauda a Sinaloa.

Calderón la recibió en su despacho con todos los honores, sabedor que era vieja amiga de don Fidel.

—Qué la trae por aquí, amiga Hilda. Seguramente no vienes nada más a saludarme. Pero aquí estoy para servirte….

Doña Hilda no se anduvo por las ramas y le peló el machete:

——En efecto, señor gobernador, me envió  don Fidel para que me pusiera de acuerdo contigo con respecto al proceso electoral que viene, en el que busco participar como candidata a una Senaduría.

Calderón puso el grito en el cielo:

—Qué qué, ya tengo a otra persona para esa posición. Dígale al compañero Fidel que no se puede, que las circunstancias políticas no favorecen a un perfil como el tuyo. Por favor, explícale tú a  Fidel. Dile que me da mucha pena no poder atender positivamente esta petición.

Desmoralizada la mujer se regresó a la capital. Y a darle la mala noticia al sempiterno líder obrero, éste en tono enérgico, le ordenó:

—Vaya de nuevo a Sinaloa y dígale al compañero Calderón, que ésta es la segunda y última llamada…Dígale que Fidel tiene palabra…!!!

Calderón dobló las manos y doña Hilda pudo así llegar a ocupar un escaño en el Senado.

Ya se imaginarán los madrazos que en privado lanzó Calderón contra esta mujer….