La cloroquina, el medicamento que Trump probará contra el Covid-19

Donald Trump, el presidente de Estados Unidos habló hoy sobre el uso de la cloroquina, un medicamento contra la malaria. Según dijo Trump, sería un tratamiento para combatir el nuevo coronavirus, aunque las autoridades sanitarias pidieron cautela ante el tema.

“Vamos a hacer que ese medicamento esté disponible casi de inmediato”, es lo que comentó Donald Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

Sin embargo aquí en Excélsior Digital, ya habíamos tocado el tema de ‘famosa’ cloroquina, que viene de Perú en donde también ya tienen personas infectadas con cornavirus.

“Podemos tener la cura (para el nuevo coronavirus) en Perú”, alertan usuarios de redes sociales en entradas que aseguran que el árbol de la quina, en el escudo nacional de ese país, es la base para la producción de cloroquina, “el medicamento que podría curar” el COVID-19. Aunque científicos chinos destacaron la eficacia de la cloroquina para combatir la epidemia surgida en Wuhan, otros investigadores y autoridades sanitarias son más cautelosos y señalan que esto aún no está lo suficientemente probado. Además, la cloroquina es una droga sintética que no se fabrica a partir del árbol de la quina.

Las publicaciones fueron compartidas más de 15 mil veces al menos desde el 26 de febrero pasado en Facebook, en Instagram, en Twitter, en YouTube y en sitios web.

Captura de pantalla realizada el 2 de marzo de 2020 de una de las publicaciones en Twitter
Captura de pantalla realizada el 2 de marzo de 2020 de una de las publicaciones en Twitter

La efectividad de la cloroquina, supuestamente obtenida de ese árbol, para tratar el nuevo coronavirus también fue celebrada en publicaciones en redes sociales en español, en francés y en inglés.

La cloroquina, utilizada para tratar la malaria, es una de las numerosas moléculas analizadas por los científicos para intentar contener la epidemia de coronavirus. A pesar de haber dado signos de eficacia, las autoridades sanitarias internacionales no han validado todavía ningún tratamiento contra el nuevo coronavirus con cloroquina.

La cloroquina es una droga sintética que sustituyó a mediados del siglo pasado a la quinina, que se obtenía de la corteza de la quina (o Cinchona officinalis, nombre científico de este árbol en peligro de extinción), como medicamento fundamental en los tratamientos contra la malaria. “Ambas drogas son miembros de la misma familia de las quinolinas, comparten las mismas estructuras químicas”, explicó a AFP Factual Jane Achan, pediatra e investigadora de Uganda, y autora de varios estudios académicos sobre tratamientos contra la malaria.

Achan destacó además que “la quinina y otros derivados del árbol cinchona son componentes orgánicos que provienen de su corteza, mientras que la cloroquina, por otro lado, es un compuesto antimalárico sintético y no está hecho de este árbol”.

Portavoces de Sanofi-Aventis, la farmacéutica que comercializa la cloroquina bajo el nombre comercial Aralen, señalaron, en igual sentido, que la cloroquina “es una sustancia que se obtiene a través de una síntesis química”, mientras que la quinina es una sustancia diferente, que sí proviene del árbol de quina.

Un artículo, sobre la historia de los tratamientos contra la malaria, publicado por MMV, un consorcio de académicos y farmacéuticas para la investigación médica contra la malaria, detalla que en 1820 dos químicos franceses aislaron la quinina que lograron extraer de la quina y la convirtieron en el tratamiento de referencia para la malaria. Sin embargo, agrega que en 1934 científicos alemanes crearon un sustituto sintético: la cloroquina.

“La quinina, como componente de la corteza del árbol Cinchona (quina-quina) fue usada para tratar la malaria ya desde 1600. La quinina se mantuvo como el pilar fundamental del tratamiento contra la malaria hasta la década de 1920, cuando estuvieron disponibles antimaláricos sintéticos más efectivos. La más importante de estas drogas fue la cloroquina, que fue ampliamente usada, especialmente a comienzos de la década de 1940”, se lee en otro artículo sobre la quinina publicado en la revista científica Malaria Journal.

¿UNA CURA PARA EL CORONAVIRUS?
El 25 de febrero de 2020, la AFP reportó que un tratamiento con cloroquina había dado muestras de eficacia contra el nuevo coronavirus, según confirmó Didier Raoult, director del Instituto Mediterráneo de Infecciones en Marsella, Francia.

Un artículo publicado el 19 de febrero por investigadores chinos a partir de un ensayo clínico realizado en más de diez hospitales (en Wuhan -foco de la epidemia- Pekín y Shanghái) concluyó: “Los resultados obtenidos hasta ahora con más de 100 pacientes han demostrado que el fosfato de cloroquina es más eficaz que el tratamiento recibido por el grupo comparativo para contener la evolución de la neumonía, mejorar el estado de los pulmones, para que el paciente vuelva a dar negativo al virus y acortar la duración de la enfermedad”.

Captura de pantalla realizada el 27 de febrero de 2020 del estudio sobre los efectos de la cloroquina en casos de neumonía asociada al nuevo coronavirus

El texto no brinda cifras que permitan cuantificar la eficacia de la molécula con respecto al tratamiento administrado al grupo comparativo. Estos resultados fueron brevemente resumidos en la revista BioScience Trends, con sede en Japón, en una “carta” que fue recibida y aceptada por la publicación el 18 de febrero, un día antes de ponerla en línea, como se puede ver en la pestaña “details” del sitio web.

Consultado por la AFP, un miembro de esta revista explicó que la carta servía para “compartir información” de manera “rápida y transparente”, en este caso, en un contexto “de emergencia mundial de salud pública” y que se trata de un formato diferente al de un artículo o de un estudio científico propiamente dicho.

Para Didier Raoult, esta investigación viene a “confirmar” la eficacia de la cloroquina en el combate contra el nuevo coronavirus. Sin embargo, su opinión está lejos de ser unánime. Especialistas franceses consultados por la AFP advierten sobre la necesidad de ser prudentes.

“Hay que ser extremadamente cautelosos y prudentes”, señaló François Maignen, doctor en farmacia y especialista de salud pública, que destaca las limitaciones del estudio chino. “Necesitamos tener disponibles los protocolos para saber cómo ha sido realizado el estudio, cuáles fueron los criterios de evaluación, la población de pacientes”, siguiendo los estándares habituales de pruebas de medicamentos, explicó.

“Una vez disponibles los resultados, es necesaria una fase de publicación (…) para que los datos sean evaluados de manera crítica” por expertos, en particular por científicos de la OMS, aseveró Maignen. Ante la ausencia de datos clínicos sólidos y públicos, no se puede concluir que se trate de una muestra de eficacia ni dar recomendaciones, asevera el especialista, que pertenece al colectivo “FakeMed”, que lucha contra la desinformación en materia de salud.

EFECTOS ADVERSOS

De acuerdo con Jean-Paul Giroud, un reconocido especialista en farmacología y miembro de la Academia Nacional de Medicina francesa, “hay que prestar atención porque la cloroquina (…) tiene una serie efectos adversos (…): enfermedades del sistema inmune, trastornos gastrointestinales, náuseas, vómitos, problemas a nivel hepático o inclusive hematológico”.

La cloroquina puede incluso llegar a ser “muy peligrosa en caso de sobredosis”, destacó por su parte François Maignen. De acuerdo con la OMS, la sobredosis de esta droga puede provocar desde cefaleas o problemas digestivos hasta convulsiones y el coma.

“El problema es que la Nivaquine [una de las presentaciones comerciales de la cloroquina] está en numerosos botiquines en las farmacias”, señala con preocupación el médico generalista Christian Lehmann, del colectivo FakeMed, que abogó por “no tomar Nivaquine sin recomendación médica”.

Consultado por la AFP, Olivier Bouchaud, jefe de servicio de enfermedades tropicales e infecciosas del hospital Avicenne, en Bobigny, Francia, aseveró: “Estamos muy lejos de poder utilizar la cloroquina como un medicamento anti-coronavirus”.

Para Bouchaud, “en teoría, la eficacia de la cloroquina contra el coronavirus no es inverosímil, pero (…) está basada en nociones muy frágiles por el momento”. El especialista señaló que los estudios pueden haber mostrado efectos de la cloroquina sobre el virus, pero que son “relativamente limitados”.

En rueda de prensa el 26 de febrero pasado, el número 2 del Ministerio de Salud francés, Jérôme Salomon, también pidió prudencia: “Hoy, la comunidad científica no está muy convencida. Lo que no quiere decir que no haya que interesarse en esto”, dijo.

Captura de pantalla de un tuit, hecha el 27 de febrero de 2020

En conclusión, la quinina, principal tratamiento contra la malaria durante siglos, procede del árbol de la quina, originario de Perú. La cloroquina, su sucesor sintético, en cambio, no se elabora a partir del árbol de la quina (o cinchona). Si bien científicos chinos aseguraron que este compuesto demostró señales de eficacia para combatir el nuevo coronavirus, autoridades sanitarias y otros miembros de la comunidad científica piden cautela al respecto y aseguran que esto aún no ha sido lo suficientemente probado.