Por fin “despierta” el STASE y le da una patada en el trasero a Armando Heraldez Machado

POR: JORGE ARAGÓN

Armando Heraldez Machado cosechó lo que desde hace mucho tiempo estaba sembrando.
Los odios, rencores, despechos, sus malas acciones, el despotismo y nepotismo, todo eso y mucho más, por fin rindieron los frutos por muchos esperados.
Heraldez Machado recibió un tremendo puntapié en el trasero y lo mandaron a volar, a la calle, con todo y chivas, como se dice coloquialmente a lo largo y ancho del territorio sinaloense.
El sujeto de marras tuvo que hacer de tripas corazón, callarse el hocico y amarrarse las manos. La decisión ya estaba tomada.
Desde “muy arriba” del Palacio de Gobierno en Culiacán dijeron: “¡ya no más!”.
Resultado: el ahora ex dirigente, para júbilo de muchos, no pudo reelegirse al frente del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado. Mucho menos cambiar los estatutos, como era su pretensión.
Un factor fundamental en el puñetazo con etiqueta de nocaut que recibió Heraldez Machado, fue el movimiento denominado “ola roja”, integrada por más de tres mil sindicalizados.
Todos lucharon arduamente por hacer valer su derecho al voto libre y secreto en la asamblea para elegir al nuevo líder sindical.
Al final de cuenta se impuso la voluntad de las mayorías y el destituido líder se retirará de la vida pública, pues al parecer no hay nadie que le tenga confianza para otorgarle algún puesto o cargo de responsabilidad en alguna área de gobierno.
EL REPUDIO
En la asamblea en la que le cayó el mundo encima a Heraldez Machado hubo agónicas intentonas de que continuara como dirigente.

Se colocaron vallas de hierro y humanas formadas por sus achichincles de los Cendis para impedir que “los de rojo” ingresaran al recinto; a final de cuentas lo lograron.

Armando Heraldez ofendió una vez más con su discurso falso; sólo que en esta ocasión los trabajadores lo ignoraron por completo.

El final de la película es que ahora tiene entre sus planes casarse con una mujer, a la que por cierto tiene como directora en las oficinas del STASE.

Dicen que es una mandona…