Tiroteo en Torreón revive masacre de Columbine; así ocurrió

Un niño desató un tiroteo dentro de una escuela de la ciudad de Torreón; llevaba una playera idéntica a la de Eric Harris, uno de los tiradores que en 1999 desató la matanza en Columbine, Estados Unidos

ESTADOS UNIDOS.

El tiroteo registrado esta mañana de viernes en un colegio de la ciudad de Torreón, en Coahuila abrió nuevamente la herida dejada por una de las matanzas más importantes en Estados Unidos.

Será este 2020 cuando se cumplan 21 años de la masacre provocada por los estudiantes Eric Harris y Dylan Klebold en el Instituto Columbine de Littleton (Colorado) en abril de 1999.

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Los hechos de Columbine están registrados como una de las tragédias más duras de la historia contemporánea de Estados Unidos, un horror que ha proseguido desde entonces.

Harris y Klebold, armados con escopetas y armas semiautomáticas, entraron en torno a las 11.49 horas en el instituto y comenzaron a abrir fuego indiscriminado durante media hora aproximadamente, en las clases, en los pasillos y en el comedor. Mataron a 12 compañeros y un profesor antes de quitarse la vida. Los estudiantes fallecidos tenían entre 14 y 18 años. El profesor fallecido, William Sanders, tenía 47.

A las pérdidas humanas se añadió un interés mediático sin precedentes que escrutó las vidas y personalidades de Harris y Klebold, quienes antes de dirigirse al instituto escribieron sus intenciones en una carta en la que, además, pidieron perdón a sus padres de antemano por los actos que iban a cometer.

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La madre de Klebold, Susan, compareció por vez primera ante los medios para aclarar aspectos de la personalidad de su hijo. “Si hubiera reconocido que Dilan estaba padeciendo un trauma psicológico, no habría acabado en el instituto. Habría pedido ayuda. Pero que nadie se llame a engaño: soy perfectamente consciente del hecho de que era un asesino”, declaró a la cadena CNN.

UN LEGADO DE SANGRE
Desde Columbine, un total de 124 estudiantes han muerto por disparos en los colegios, institutos y universidades de Estados Unidos. Cinco al año, según las estimaciones de las fuerzas de seguridad. El suceso más grave fue el ocurrido el 14 de diciembre de 2012: Adam Lanza, un joven de 20 años de edad, entró en el colegio Sandy Hook (Newtown, estado de Connecticut) armado con un fusil de asalto semiautomático. Mató a tiros a 20 niños y a seis profesores.

Para volver a ver dobles dígitos en el balance de muertos no hace falta remontarse demasiado en el tiempo. El 14 de febrero de 2018, el ex estudiante Nikolas Cruz mató a 17 personas en el Instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida.

El acto de terrorismo que perpetraron Harris y Klebold puso de manifiesto la incapacidad de las fuerzas del orden para enfrentarse a este fenómeno. El informe que la Comisión de Columbine publicó en 2001 contenía dos docenas de recomendaciones para prevenir o responder mejor a futuros tiroteos en masa.

Cuando la policía llegó por primera vez a Columbine durante las últimas horas de la mañana asumieron que estaban lidiando con una situación de rehenes y recurrieron a un procedimiento habitual: trazar un perímetro para contener la situación y luego establecer contacto con los sospechosos en el interior.

Sin embargo, Harris y Klebold no tenían intención de salir vivos del instituto. Mientras los agentes perdían tiempo asegurando los alrededores, los dos estudiantes seguían abriendo fuego dentro de las instalaciones.

El otro gran error fue uno de coordinación: a pesar de la gran cantidad de oficiales que respondieron a la llamada de auxilio, se presentaron en el lugar multitud de efectivos de diferentes agencias, que operaban en diferentes frecuencias de radio; una confusión que hizo imposible una actuación coordinada hasta que el daño ya estaba hecho.

Los centros escolares son escenario ahora de simulacros de ataques con arma de fuego — “ensayos Columbine”, según los describen las fuerzas de seguridad — mientras la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), el lobby civil más importante del país a favor de esta posesión, y el presidente del país, Donald Trump, abogan, sin aplicarla, por una norma que imponga la presencia de guardias armados en las escuelas.

Desde entonces, el debate público se ha centrado en las relajadas leyes que regulan la posesión de armas de fuego en un país donde, durante las últimas dos décadas, han muerto 20.000 menores en edad escolar por arma de fuego, 1.500 de ellos por un miembro de su propia familia.