México da equivocada respuesta a la pandemia: JP Morgan
El T-MEC no será el motor de la recuperación, el déficit superará la meta oficial y el gobierno de López Obrador querrá usar las reservas del Banco de México para financiarse, vaticina el banco
Ciudad de México.- La respuesta rígida que México da a la pandemia está dañando las perspectivas de inversión y la estabilidad financiera, y si no cambia rápido sus políticas el crecimiento del país puede verse afectado de forma permanente, aseguró el mayor banco de Estados Unidos, JP Morgan.
Indicó que si las políticas iniciadas por el gobierno ya fueron motivo de preocupación para la inversión privada en 2019, la falta de apoyo significativo a empresas e individuos en el inicio de la pandemia exacerbó el ambiente de negocios. “La pandemia requiere de una respuesta mucho más flexible”, señaló.
Añade que, hasta ahora, la respuesta ha expuesto una falta de habilidad del gobierno para adaptarse y lograr una alianza con el sector privado que habría pavimentado el camino para reactivar la inversión local.
Anticipa también que la deuda se convertirá en una preocupación en México en los próximos años, dada la adversa vinculación entre un menor crecimiento económico y recortes al gasto que continuará lastimando las finanzas públicas.
Contrario a las políticas de respuesta alrededor del mundo, el gobierno dobló a la baja su estrategia ante Covid-19, enviando la señal de que la austeridad estaba todavía garantizada aun cuando no había una política pública de salud consistente para lidiar con la pandemia.
“Definitivamente, los estímulos fiscales habrían tenido beneficios duales de impulsar el crecimiento (y aumentar los ingresos) y reducir los riesgos para la estabilidad financiera relacionada con los temores de quiebras corporativas, las cuales contraerán severamente el flujo de crédito en la medida en que la aversión al riesgo de los bancos se incrementaría”.
JP Morgan indica que, dadas las recientes acciones del gobierno, no puede descartarse un mayor debilitamiento de los órganos regulatorios y la disolución del marco existente de pesos y contrapesos. “Cambios frecuentes de las regulaciones y cancelaciones de los acuerdos contractuales vía consultas públicas han complicado el panorama para la inversión”.
El banco estadounidense duda que el T-MEC cumpla las expectativas que el gobierno ha depositado en el acuerdo al señalar que, para empezar, la inversión doméstica incide mucho más en el crecimiento de la economía que la inversión extranjera directa (IED), pues a pesar de su declive en los últimos años, representa 20% del PIB, mientras que la IED significa solamente 3%.
El T-MEC continuará beneficiando a México, señala, pero la caída de la demanda externa este año a la par de la desaceleración de la inversión requerirá de un consumo doméstico fuerte para ayudar a la recuperación de la economía, solo que la pandemia se ha encargado de debilitar el consumo privado y lo seguirá haciendo en la medida en que aumente el desempleo y las compañías sigan batallando con las afectaciones en sus balances ante la ausencia de ayuda gubernamental.
“México depende del consumo público como el único motor de crecimiento en el mediano plazo”, dijo JP Morgan.
Los fondos del Banco de México, una tentación
El banco estadounidense pronostica que conforme los fondos para atender la contingencia se agoten hacia finales de 2020, será fuerte la tentación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de eliminar las restricciones institucionales que le impiden gastar las reservas del Banco de México a discreción, una decisión que no sería bienvenida por los inversionistas nacionales y extranjeros.
JP Morgan señala que el reto más importante del gobierno es adaptarse a las condiciones y mantener la flexibilidad en su toma de decisiones, pues si bien el fuerte mandato recibido en la elección de 2018 le permitió proponerse cambios radicales para lidiar con la desigualdad y corrupción crónicas, el éxito en esos frentes ha sido pequeño.
Los economistas tampoco creen que el gobierno mexicano logre sus metas en materia de déficit, el cual, estiman, aumentará significativamente a pesar del enfoque en la austeridad y de la falta de estímulos asociados con la pandemia.
La contracción de 10.5% de la economía en 2020 deberá dirigir a una severa reducción de los ingresos, señalan, sin embargo, el gobierno aun mantiene su meta de un déficit de 5.4% del PIB y de que la deuda represente 52.1%, sustentado en un pronóstico oficial que hasta abril decía que la economía solo caería 2.9%. “Nuestras expectativas indican que el déficit llegará a 6% del PIB, tanto por caída de los ingresos petroleros y no petroleros”, dice el banco.
Antes que aportar recursos al gobierno, Pemex recibirá transferencias que podrían alcanzar de nuevo 20 mil mdd este año, estima el banco, lo que volverá a poner a la petrolera en la mira de las agencias calificadoras, que ya le recortaron la calificación soberana este año, y que podrían volver a hacerlo a principios de 2021 y dejarla a un paso de perder el grado de inversión.
JP Morgan estima que si la economía mexicana cae 10.5% este año, la deuda escalará a 58% del PIB, pero si cae 8.4% representará 56%, y si se contrae 7%, la deuda será 53% del PIB.