Adriana quiere ser maestra, pero no tiene TV ni celular para estudiar
Este inicio de clases a distancia no para todos los niños fue igual, algunos se encuentran entre el miedo y la angustia de seguir esta nueva modalidad al no contar con las principales herramientas (televisor y celular) para este ciclo escolar 2020-2021.
En Tamaulipas, Adriana Vianey Hernández Márquez, de 12 años de edad, hoy experimenta dudas y miedos debido a la situación económica en que se encuentra su familia al quedar en desamparo tras la reciente muerte de su padre.
Adriana Vianey es la más pequeña de cuatro hermanos, uno de 15 de edad, se vio obligado a dejar los estudios ante la falta de dinero. Siguen en la línea Olegario de 16 y Aaron de 18.
Ambos se convirtieron en las columnas vertebrales para sostener a la familia ante la muerte de su padre Marcelino Hernández Rufino, ocurrida este 27 de julio.
Este lunes, Adriana Vianey no pudo ver ni escuchar el primer día de clases a distancia, pues la falta de las herramientas primordiales como lo son el televisor y el celular, se lo impidieron.
Previamente, se había inscrito en la Escuela Secundaria Número 6, “Álvaro Obregón”, sin imaginarse lo que el destino le esperaba.
“Quiero ser maestra, quiero enseñar a los niños y quiero ayudar a mi madre”, sostuvo la estudiante.
Andrea Vianey teme que sus sueños sean truncados al depender de sus dos hermanos, los cuales apenas reciben unos cuantos pesos como limpiadores de solares y cuando hay la oportunidad de ayudantes de albañil.
El destino es incierto para la menor, ya que en su hogar lo primordial en estos momentos no es la escuela, sino llevar un pan a la mesa.
Otros que están dentro de la misma incertidumbre son los hermanos Emanuel y Jesús Márquez, residentes en las faldas de la Sierra Madre Oriental.
En total son cuatro hermanos, uno de ellos también dejó de estudiar ante la falta de dinero. Emanuel va a quinto grado de primaria, mientras que Jesús acaba de ingresar a la secundaria.
Marisela Márquez González, madre de los niños, manifestó su temor por la situación precaria en que se encuentran.
Hace poco todavía tenían una esperanza, pero debido a las lluvias y la humilde casa que tienen, las goteras acabaron por “matar” el único celular.
Aún no saben cómo le van a hacer y la incertidumbre los agobia. No hay dinero, su padre se gana la vida como trabajador eventual por lo que en ocasiones el efectivo no llega al hogar, lo que también les impide buscar otras alternativas.