Actos de justicia social, reviven la esperanza en el gobierno solidario.

Los Mochis, Ahome, Sinaloa, 11 de diciembre.- Dieron un salto, gritaron y festejaron con abrazos. Sus rostros parecían iluminados, su mirada, brillante: estaban contentas, muy contentas.
Atrás quedaba ese desvelo, que las tenían allí desde las 05:00 horas.

Como todas las familias de Ahome, Elia Torres y Mirna Ruelas Valdez también sufrían la falta de ingresos suficientes. Y por eso buscaban un descuento en el Impuesto Predial Urbano.
Partieron saliendo el sol de Canteras a la colonia Santa Alicia. Hicieron fila, obtuvieron su ficha y esperaron. Fueron atendidas y recibieron un descuento en multas y recargos en el Impuesto Predial Urbano, cuando vieron el monto, las invadió la desesperanza. No era lo que esperaban.

Por eso aguardaron en la sillería. Habían escuchado cosas buenas del alcalde, Gerardo Vargas Landeros: comprensivo, resolutivo, de pocas palabras y de acciones concretas. Confiaron.
Cuando llegó, se colaron hasta la mesa. Plantearon su necesidad, la escuchó atento, pidió los papeles y sin más los firmó. Los dobló y los regresó en el acto. Les dio un apretón de mano, les sonrió y les dijo: listo.

Ellas se levantaron como resortes. Agradecieron la atención.

Cuando desdoblaron el documento, saltaron, se abrazaron y exclamaron: ¡Sí cumplió. Lo que dicen es cierto, resuelve, resuelve, ayuda a la gente! Y abandonaron la Feria del Bienestar. Se van tarareando una canción.

Uno de sus lugares, lo ocupó Martha Hernández León.

Apenas la vio y le soltó ¿Jefa qué ocupa?

Ella apenas si podía caminar, y con su hablar de pocas palabras pidió un bastón, porque el suyo, ya estaba chueco de tanto uso.
¡Un bastón! Pidió a gritos. Y ella lo recibió. Dio unos pasos, agradeció y contó que espero semanas para animarse a pedirlo. Cuando vio al alcalde, se dio valor y confió en que la ayudaría. “¡Y lo hizo, me ayudó!”
De la multitud que ayuda esperaban, están tres adultos: Alondra Ochoa, Antonia Galindo y Jesús Plascencia Fontes, todos habitantes de la colonia Agrícola, fundada hace 8 años.
Es una franja de 2 hectáreas en donde se lotificaron 36 predios. Todos son precarios. Tanto que no han sido urbanizados. Todas las autoridades municipales los han ignorado, y hasta denigrado. Por drenaje, tienen fosas sépticas, por tubería de agua potable, cubetas; por luz, el sol de día y la luna de noche.
Las familias acusan enfermedades de la piel e intestinales, no hay prosperidad sino atraso, porque nadie las socorre. Nadie, todos los gobiernos sólo los han escuchado, pero terminan cruzados de manos e ignorando a las familia, recuerda don Jesús.

Alondra dice que por eso aguardaron a que el alcalde Gerardo Vargas Landeros llegara a ese cobertizo para exponerle su caso.

¡Cómo que no tienen servicios! Se indignó Gerardo. ¿Pues cómo viven?, se preguntó. Espérenme.

El alcalde llama a gritos a sus directores. Y llegan corriendo. Resuelvan este caso, ordena.

El grupo se reúne con los funcionarios. 15 minutos después, ya tienen resultados.

“Todos nos escucharon, pero nadie nos atendió. Gerardo sí lo hizo, y en minutos nos resolvió. Nos vamos esperanzados en él. Más políticos así, que resuelvan”, concluye Alondra.

Mientras ellos se encaminan a la salida, el alcalde continúa atendiendo a la gente. A gritos pide a sus funcionarios que resuelvan los problemas de la gente. Entre broma y broma lo va logrando.

Junto a aquellos tres adultos, parado esta Chuyín, un niño de 6 años. Mira para todos lados y no comprende por qué hay tanta gente. Había coloreado y por eso le estamparon una estrellita en la frente. Cuando tuvo cercana a esa persona a la que todos saludaban, él lo vio, le extendió una bolsa con dulces y una pelota. Chuyín no dijo nada. Sólo tomó aquellos regalos, se dio media vuelta y se fue a casa. La caminata de cinco cuadras le dio sus frutos, sus regalos.

A sus espaldas, más de mil personas han sido atendidas, y todas consiguieron la atención personalizada, oportuna y de frente, como él. Chuyin no lo ve ni lo sabe, pero el alcalde, Gerardo Vargas Landeros continúa en la techumbre de Santa Alicia atendiendo personalmente a quien se lo solicita y solucionando sus necesidades de manera justa y solidaria.