Qué fue el Culiacanazo: el día más negro en la historia de Sinaloa

El 17 de octubre de 2019, mujeres, niños, estudiantes y familias enteras tuvieron que refugiarse en oficinas, colegios, plazas, restaurantes y casas ajenas presas del miedo y el desconcierto

Era una tarde calurosa y despejada. La temperatura rondaba los 32 grados. Los niños ya habían salido de clase y los oficinistas se encontraban en plena hora de la comida cuando tronaron los primeros balazos.

“Me tocó presenciar un par de balaceras cuando iba por mi hija”, recordó en entrevista con Infobae México el académico de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Juan Carlos Ayala Barrón“También vi las camionetas que iban y venían llenas de personas armadas, las quemas de vehículos en los puentes de la ciudad y la huida desesperada de las gentes”, explicó.

A los más afortunados el “culiacanazo” los agarró en sus casas o resguardados en algún lugar de la ciudad. La mayoría recibieron una oleada de mensajes, videos y audios por WhatsApp que los informó sobre lo que estaba sucediendo afuera. Se hablaba de una marcha de hombres armados que atravesaba Culiacán de sur a norte, en sentido contrario a los desfiles cívicos y militares del 20 de noviembre.

Otros mensajes advirtieron que venían en camino más sujetos armados desde la sierra, la costa y otras ciudades vecinas. Nadie sabía a ciencia cierta lo que estaba pasando, pero el miedo ya se había apoderado de los culiacanenses.

La peor parte se la llevaron los que estaban en la calle. Mujeres, niños, estudiantes y familias enteras tuvieron que refugiarse en oficinas, colegios, plazas, restaurantes y casas ajenas. Unos se escondieron como pudieron entre los autos que estaban estacionados. Otros se recostaron sobre el pavimento pensando que así estarían más a salvo de los proyectiles.

“Recibí a varis maestros de la comunidad universitaria en mi casa. Les dimos alojamiento, agua y algún alimento. Tenían temor de irse. Aquí pasaron toda la noche. Al día siguiente se fueron, pero iban con miedo porque todavía estaban los carros quemados y alguno que otro cuerpo”, contó Ayala Barrón.