“Señor Nemesio, ayuda”: el desesperado llamado de una madre al Mencho por sus hijos desaparecidos
La señora Guadalupe Camarena ha sufrido la desaparición de cinco hijos por la violencia del narco en Jalisco
Lucero Ávalos Camarena desapareció el 6 de junio de 2016 en el Periférico Sur de Tlaquepaque, Jalisco. Dos hombres la subieron a la fuerza a una camioneta.
Días antes, con evidente angustia y nerviosismo en su tono de voz, Lucero habló por teléfono con su madre, Guadalupe Camarena. La señora, con impotencia, escuchó cómo su hija le decía que estaba retenidacontra su voluntad en una casa de seguridad y que era víctima de explotación sexual.
“Caí en el lugar equivocado, no soy una modelo”, fueron las últimas palabras que Lucero le dijo a su madre, poco antes de desaparecer y sin dejar ningún rastro hasta el día de hoy.
Casi tres después, el 19 de enero de 2019, policías del municipio de Ocotlán, Jalisco, detuvieron a otros cuatro hijos de Guadalupe: Tonatiuh, Javier, Oswaldo y José de Jesús.
Lo cuatro hermanos iban por una sobrina con la que se habían puesto de acuerdo para que cuidara a José de Jesús, quien estaba enfermo de cáncer, pero antes de pudieran llegar fueron interceptados por los agentes municipales de Ocotlán.
En ese momento uno de ellos estaba hablando por teléfono con su madre. Guadalupe volvió a sentir esa impotencia que le enchinó la piel en la última llamada con su hija Lucero. Esta vez pudo escuchar, con lujo de detalle, cómo sus cuatro hijos eran torturados, insultados y amenazados de muerte por los uniformados.
En el caso de Lucero, Guadalupe, investigando por su cuenta, descubrió que el sitio desde donde le había llamado su hija aquella última vez formaba parte de una compleja red de prostitución que utilizaba estéticas masculinas como fachada
La cabeza del negocio era una mujer identificada como Edna Judith Aceves Félix, que a su vez fue identificada como tía del estudiante de cine Javier Salomón Aceves Gastelum, quien junto con dos de sus compañeros, fueron ejecutados y sus restos disueltos en aceite en 2018 al ser, presuntamente, confundidos con miembros de organización delictiva enemistada con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La hija de Lucero, y nieta de Guadalupe, ha acudido a todas las brigadas de búsqueda de fosas clandestinas ubicadas cerca o en casas de seguridad de los municipios de Tonalá, Tlajomulco, Zapopan, Tlaquepaque y Guadalajara.,
En cuanto a sus otros cuatro hijos desaparecidos, tanto Guadalupe como su otra hija Noemí están casi del todo convencidas, sobre todo por lo que escucharon en ese teléfono que se quedó prendido, que los agentes municipales que los detuvieron tiempo después los entregaron a una célula del CJNG.
De acuerdo con el último reporte del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), Jalisco es la entidad con mayor número de personas en esta condición: más de 15 mil casos desde 1968, y contando.
Debido a los nulos avances de las autoridades en el caso Lucero y la evidente colusión de autoridades municipales en la desaparición de sus cuatro hijos, Guadalupe sintió que debía tomar una decisión extrema: acudir al líder de la organización criminal que, ya sea directa o indirectamente, estaba relacionada con la desaparición de sus hijos.
“Señor Nemesio Oseguera, yo le pido por favor que me ayude a encontrar a mis cuatro hijos desaparecidos, hasta la fecha no he sabido nada… Yo sé que usted es bueno y ha ayudado a mucha gente (…) Lo busqué por desesperación… pero también porque sé que usted es poderoso”, dijo la mujer en un video grabado desde una humilde vivienda en Guadalajara.
Su respuesta a un periodista de Milenio que le preguntó por qué no se había acercado primero con el gobernador de Jalisco antes que con el líder criminal fue la siguiente: “Alfaro es bien mentiroso, se llena la boca diciendo que nos está apoyando, que hay comunicación con la familia pero esa es la mentira más grande. Ni yo ni las hijas que siguen aquí conmigo hemos hablado nunca con él”.
“Yo no pienso descansar hasta encontrar a todos y cada uno de mis hijos (…) como sea, como Dios me los quiera dar”.