Robo de gas LP alcanza pérdidas por hasta 20 mil millones de pesos

 

El robo de gas LP es un delito que está lejos de poder ser erradicado, pues para este año ya se calculan pérdidas de hasta 20 mil millones de pesos, que representan un aumento de 30 a 35% en comparación a los niveles alcanzados el año pasado.

 

Entrevistado luego de su participación en el XIII Congreso Conjunto de Asociaciones de Energía, Carlos Serrano, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas LP (Amexgas), aseguró que, en algunos estados, principalmente del centro del país, el 20% de la demanda está siendo abastecida por la delincuencia organizada dedicada al robo y venta en el mercado negro del combustible.

 

Aumentan las tomas clandestinas

Aun cuando el gobierno federal asegura que está combatiendo este delito, el directivo dijo que en lo que va de este 2023 se ha incrementado en número de tomas clandestinas, pues estas pasaron de siete en un día a más de 11 diarias, en los más de mil 500 kilómetros de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).

 

Esto significa que si hasta el año pasado se robaban un promedio de 50 mil toneladas mensuales de gas LP, que posteriormente eran comercializados en el mercado negro, para este año el volumen del combustible hurtado será mucho mayor como reflejo de un mayor número de perforaciones ilegales.

Estaríamos hablando de otros cinco mil millones de pesos aproximadamente (adicionales). Vamos a ver, eso es una estimación en base al número de tomas clandestinas y a la cantidad que se extraen de cada una de ellas.”

Es decir, para el cierre de 2023, ya se espera que las pérdidas por este delito superen los 20 mil millones de pesos, pues es una situación que está generando una importante distorsión en el mercado, toda vez que afecta directamente a las empresas formalmente establecidas, al gobierno federal por un menor nivel de ingresos (fiscales) y sobre todo tiene un impacto directo en la seguridad de los hogares y negocios donde se comercializa en hidrocarburo robado.

En un año, las tomas clandestinas pasaron de 222 a más de dos mil al año siguiente, “ahí es donde algo que era un problema muy pequeño, y que por lo tanto su afectación económica, social y en riesgo de operación era también proporcionalmente pequeño, se convirtió en un problema muy grande. Consideramos que, así como hubo una estrategia muy determinante y muy efectiva en el combate al robo de gasolinas y al combate al robo de diésel, hace falta implementar algo similar. Obviamente adecuándolo a las características del producto y de estas prácticas”.

Aseguró que los estados donde se distribuye la mayor cantidad de gas LP robado son el Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Veracruz, siendo las principales urbes de consumo.

¿Qué pasa con los operadores de las pipas?

Para el directivo, el eslabón más débil son las personas, es decir, aquellos que cuentan con su propia pipa o estación de servicio, y que no tienen la capacidad de reaccionar ante las amenazas o al ofrecimiento de grandes cantidades de dinero. “Es ahí donde se canaliza en miles de pipas y en cientos de estaciones”.