‘Mini Lic’ revela secretos criminales del imperio de ‘Los Chapitos’

Tras incursionar en el tráfico de fentanilo en 2014, adoptaron el modelo de la “mafia rusa”: controlan el robo de gasolina, la prostitución, maquinitas tragamonedas, cigarros y DVDs piratas…

Hasta los narcotraficantes más violentos e inmisericordes llegan a tener miedo. Luego de la penúltima captura de Joaquín El Chapo Guzmán en febrero de 2014, sus cuatro hijos manifestaron durante una reunión de capos su profundo temor de ser asesinados por los enemigos de su padre, quien les había “heredado” enormes deudas, adversarios sedientos de poder y la responsabilidad de dirigir una facción del cártel más poderoso del mundo.

 

El entonces treintañero Iván y los veinteañeros Alfredo, Joaquín y Ovidio, ahora mundialmente conocidos como Los Chapitos, pensaron en dejar el negocio de las drogas en manos de Dámaso López Núñez, El Licenciado, y de su hijo Dámaso López Serrano, apodado Mini Lic.

 

“Tenían mucho miedo, tanto que dijeron ‘ya queremos dejar esto’. Yo estuve presente en esa reunión”, asegura Mini Lic en una entrevista exclusiva con la autora de este reportaje. El encuentro entre su padre y Los Chapitos, ocurrido en un rancho de Iván, a la salida del norte de Culiacán, ocurrió después del arresto de Guzmán Loera en Mazatlán.

Anunciaron que se iban de Sinaloa. “Tuvimos una reunión donde Los Chapitos dijeron ‘¿Sabe qué Licenciado? Pues vea cómo están las cosas, mi papá no nos dejó nada, puros problemas’. ‘Nada de dinero, nada para trabajar, hubiera dejado unos kilos para mover, no dejó nada, lo único que dejó fueron deudas y problemas, y según él quiere que sigamos manteniendo a mis tías’”.

 

“‘Mi carnal Alfredo y yo’, dijo Iván, ‘nos vamos a ir a Guadalajara, y mis carnales (Ovidio y Joaquín) se van para la Ciudad de México. Usted agarre todo’. Así le dijo Iván a mi papá, ‘usted hágase cargo de todo y si usted quiere, mantiene a las hermanas de mi papá, pero nosotros no queremos esa bronca, lo que va a pasar es que nos van a chingar o nos van a matar los enemigos de mi papá, que es lo único que nos dejó, vea, mi papá no pudo con todos ellos. ¡Nos van a matar!’”.

López Serrano abunda en detalles de aquella reunión, clave para entender el destino que tomaría el Cártel de Sinaloa y sus diversas facciones, pero antes ofrece detalles del perfil criminal y psicológico de sus antiguos amigos y compañeros de parranda. Iván, “el ostentoso”; Alfredo, “el violento”; Joaquín, “el inteligente”; y Ovidio, “el mandilón”.

 

“A un chofer mío lo echaron al tigre”, señala Mini Lic. Lo privaron de la libertad y acusándolo de que les había robado porque había hecho negocios sin darles su cuota lo lanzaron al animal en una especie de “Coliseo romano” que tienen en un rancho a las afueras de Culiacán, donde el felino le arrancó una mano y los genitales. Su cuerpo sin vida lo arrojaron en las calles principales donde vivía la madre de la víctima.

 

El origen de cómo comenzaron a traficar fentanilo en 2014 constituye el episodio que explica el ascenso y posterior fragilidad del imperio criminal de Los Chapitos, quienes se han convertido en uno de los objetivos prioritarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos, el cual ofrece 10 millones de dólares a quien proporcione información para capturar a cada uno de los hijos del Chapo que siguen libres.

 

Y es que, según Global Financial Integrity, el mercado mundial de fentanilo está valuado en 652 mil millones de dólares. Sólo en Estados Unidos genera 150 mil millones de dólares al año. Aun así, lo que más preocupa a las autoridades de aquel país es que esta sustancia genera 73 mil muertes anuales, el 66 por ciento de todas las defunciones por sobredosis en la Unión Americana.

Rompe el silencio

 

Dámaso López Serrano, Mini Lic, amigo, socio y luego rival de Los Chapitos, rompe el silencio. En entrevista exclusiva, uno de los principales testigos de cargo en Estados Unidos contra los cuatro vástagos de Joaquín Guzmán Loera, revela quién es quién en el cuarteto de hermanos y cómo se gestó el grupo criminal considerado por el gobierno de Estados Unidos como la facción más poderosa del Cártel de Sinaloa.

 

López Serrano, quien fue dirigente de primer nivel del Cártel de Sinaloa y durante más de 15 años cercano a Los Chapitos, se decide a narrar, por primera vez y públicamente en su calidad de testigo colaborador del Departamento de Justicia de Estados Unidos, y pieza fundamental en los procesos judiciales abiertos en al menos cuatro cortes federales contra los hermanos Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín Guzmán, detalles sobre el perfil criminal y sicológico de cada uno de los miembros del cuarteto, sus principales asociados, cómplices y jefes de sicarios.

 

En una conversación de más de ocho horas, llevada a cabo en una ciudad de Estados Unidos, López Serrano, mejor conocido en el Cártel de Sinaloa como Mini Lic, hijo de Dámaso López Núñez, principal colaborador de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, expone la forma en que Los Chapitos reformularon el imperio de tráfico de drogas heredado de su padre, cómo idearon el trasiego del mortal fentanilo y la variedad de actividades criminales que realizan, cuáles son las “fuentes de inspiración” de su modelo criminal, y describe la brutal forma en que ejercen control en los territorios que dominan, en los que infunden el terror y compran autoridades de todos los niveles.

 

A través de este testimonio inédito, se conocen las entrañas de la facción del Cártel de Sinaloa que, según el gobierno de Estados Unidos, es la más poderosa, y a la que atribuyen decenas de miles de muertos al año en la Unión Americana a causa del fentanilo, el cual es producido y traficado por la organización criminal.

 

El testimonio de López Serrano, dado al Departamento de Justicia sobre Los Chapitos, es una de las bases que sustentan la solicitud de extradición de Ovidio Guzmán, quien fue entregado por el gobierno de México a una Corte Federal de Chicago el 15 de septiembre pasado, y quien además enfrenta cargos en Nueva York y Columbia.

 

 

Lejos de la narcopropaganda que difunden los propios hijos de El Chapo, a través de mantas, cartas, corridos y cantantes a modo, los cuales esparcen sus supuestas “proezas” y “victorias”, la cruda descripción de quien fue su socio y amigo deja ver un cambio de paradigma en la forma de ser, modo de vida y modelo de negocios de una nueva generación de narcos que quiere imponer al mundo sus propias reglas, nuevas drogas y métodos de hacer funcionar la maquinaria delictiva erosionando y corrompiendo cada parte del tejido social.

 

 

Damaso López Serrano, ‘El Mini Lic’ | MoisésCórdova

De tal palo, tal astilla

La mañana del primero de octubre pasado, Dámaso López Serrano llegó puntual a la cita acordada en Estados Unidos. Por su situación de testigo colaborador y para garantizar su seguridad solicitó que no hubiera registro en video ni se diera a conocer el lugar del encuentro.

 

Con rostro redondo y tez blanca en el que resaltan ojos expresivos bajo densas cejas, se presentó vestido con jeans y una camisa a cuadros de Purificación García. Nadie que lo viera caminando por las calles podría sospechar que desde muy corta edad llegó a convertirse en un dirigente importante del Cártel de Sinaloa, quien se sentaba en la mesa y externaba opiniones ante los jefes Ismael El Mayo Zambada, Arturo Beltrán Leyva, El Chapo Guzmán, su padre López Núñez y otros.

 

A sus 35 años, su apariencia juvenil y educada contrasta con su sangre fría para traficar drogas a nivel internacional y dar órdenes a su grupo de sicarios para combatir o asesinar a rivales. Le pregunté si él personalmente había asesinado alguna vez. Dijo que no.

 

Cuando él nació el 23 de noviembre de 1987, su padre estaba del lado de los “buenos”. Era un servidor público, trabajó en la Policía Judicial y fue agente del Ministerio Público. Cuando Mini Lic tenía 10 años, su vida tomó un camino sin retorno. Su progenitor fue enviado a la cárcel de máxima seguridad en Puente Grande, Jalisco, como subdirector de Seguridad. Ahí conoció a El Chapo, quien estaba prisionero. Pronto se corrompió, al igual que decenas de custodios y sus superiores, incluso funcionarios de la Secretaría de Gobernación. Con la ayuda de sobornos pagados con dinero de su primo Arturo Beltrán Leyva, Guzmán Loera se conducía como dueño del penal.

 

El esquema de corrupción interno y externo hizo posible la fuga de Guzmán Loera en enero de 2001. Y aunque el subdirector alcanzó a renunciar semanas antes para evadir responsabilidades, en cuanto El Chapo estuvo libre y fugitivo se convirtió en su brazo derecho bajo el legendario sobrenombre de El Licenciado. Es de ahí que su hijo adoptó en el crimen el apodo de Mini Lic.

 

Confiesa que desde 2005, a la edad de 18 años, ingresó a las filas del Cártel de Sinaloa y que estuvo de ese lado hasta el 2017, cuando decidió entregarse al gobierno de Estados Unidos y enfrentar los cargos abiertos en su contra en la Corte de Distrito Sur de California y la Corte de Distrito Este de Virginia. En los expedientes 16cr1896 y 16cr300 fue acusado de traficar metanfetaminas, cocaína y heroína, del 2005 hasta el 2016.

 

 

De acuerdo a lo dicho por la jueza Dana M. Sabraw, en la audiencia llevada a cabo el 10 de enero de 2018, en la que se declaró culpable de los cargos, la sentencia que le esperaba era de al menos 10 años de prisión. Le dieron la mitad gracias a la extensa y eficaz cooperación con el Departamento de Justicia.

 

Durante meses, la audiencia para dictar sentencia se fue posponiendo hasta que cinco años después, el 16 de septiembre de 2022, la jueza Sabraw lo sentenció a cinco años de prisión y cinco años de libertad supervisada, por lo que dio por compurgada su condena y ordenó su liberación el 19 de septiembre de 2022.

 

Sus conocimientos sobre Los Chapitos lo convirtieron en una de las piezas angulares en la guerra que declaró el gobierno de Estados Unidos contra el clan sinaloense.

 

No es la primera vez que el hijo de un importante líder es usado para combatir a la misma organización a la que perteneció. En su momento fue Vicente Zambada Niebla, Vicentillo, hijo de Ismael El Mayo Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, quien tuvo un papel protagónico en la acusación y juicio contra El Chapo Guzmán. Hoy Mini Lic juega el mismo rol, pero contra sus hijos.

 

Cuatro hijos, un destino

El Chapo tenía 36 años cuando fue encarcelado por primera vez en 1993, acusado del homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. El capo tenía dos parejas oficiales: Alejandrina Salazar, con quien procreó cuatro hijos, entre ellos Iván Archivaldo, nacido en 1983, y Alfredo en 1986. Su otra mujer era Griselda López, con quien tuvo otros cuatro hijos, de los que tres terminaron involucrados en negocios criminales: Joaquín, nacido en 1986, Édgar en 1987, y Ovidio en 1990.

 

Aunque ahora los medios hermanos Guzmán parecen muy unidos, de acuerdo con el ‘Mini Lic’, quien los conoce desde que tenía 15 años, esto no siempre fue así.

 

—En aquella época, ¿cómo era usted y cómo eran ‘Los Chapitos’?—

 

“Obviamente todo era muy diferente –suspira profundo. ‘Los Chapitos’ apenas tenían unos años de haber llegado a asentarse a Culiacán”.

—¿Antes dónde vivían?—

 

“Ellos estaban en Guadalajara. Entonces mi relación con ellos fue por mi papá, porque mi papá trabajaba con su papá. Entonces mi papá sí tenía muy buena relación con ellos y yo los conocí a través de mi papá”.

—¿Usted es ahijado de ‘El Chapo’?—

 

“Sí, es padrino de mi boda”.

—Respecto a Ovidio Guzmán López y a Joaquín, en aquella época, ¿dónde estaban ellos?—

 

“A ellos los conocí después. A ellos los conocí yo creo en aproximadamente 2005”.

—¿Llegaron a Culiacán a donde vivían ellos antes?—

 

“Ellos, sus raíces, pertenecen más a Culiacán. Sé que vivieron en la Ciudad de México, pero, normalmente, la mayor parte de su vida estuvieron en Culiacán”.

 

“Él en su ser es malo, cuando lo conoces bien te das cuenta que no le interesa nada y no le importa nada ni nadie con tal de que él esté bien. Ni su familia. Su madre y sus hermanos si le importan, no puedo decir sus medios hermanos (Ovidio y Joaquín), porque antes del 2014 no los quería. Yo antes del 2010 lo escuché hablar mal de Ovidio y de Joaquín, decía ‘esos pendejos no cuentan’”.

Según su testimonio había resentimiento de los Guzmán Salazar hacia los Guzmán López porque cuando El Chapo se fugó en 2001, con quien pasaba más tiempo era con Griselda, y cuando Iván y Alfredo iban de visita a Culiacán, ella los hacía menos.

 

En su juventud Iván era muy fiestero, refiere Dámaso, “…salía a los antros, a la feria ganadera, muy noviero. Antes, cuando recién llegó a Culiacán la persona que lo introdujo al ambiente de Culiacán fue un amigo mío, hijo de El Mayo, Mayito Gordo, él fue el que le presentó a la mayoría de personas en Culiacán”.

 

 

—¿Cuál era el carácter de Iván entonces?—

 

“Alegre, risueño”.

—¿Era agresivo? ¿Violento?—

 

“En ese entonces no, al menos te digo yo lo miré en fiestas y en una fiesta vas a divertirte”.

—¿Iba armado?—

 

“Sí lo miré con pistola. Tímido no era, era un poco prepotente, creyéndose especial”.

—A Alfredo, ¿lo conoció también en aquella época?—

 

“Sí, Alfredo era más joven y era más reservado, más tímido, siempre siguiendo y respetando a su hermano”.

En diciembre de 2003 un accidente automovilístico en Culiacán le cambió a Iván. “Ocurrió en Culiacán saliendo de un antro, iba tomado, estaba jugando arrancones contra otro automóvil y en un puente se estrelló con la parte trasera de una camioneta de redilas, iba a alta velocidad, y quedó prensado él y su acompañante murió, un hombre”.

 

Iván casi muere. “Quedó prensado, su papá ya estaba prófugo, se preocupó mucho e inmediatamente hizo los arreglos para que lo llevaran en avión a Guadalajara. Allá le dieron atención médica y le tuvieron que poner placas y clavos en la pierna. Casi pierde la pierna”.

 

Fue sometido a diversas cirugías, pero quedó rengueando notablemente de la pierna dañada. En 2004 asesinó a una joven canadiense que lo rechazó en el bar Bali Bar, en Zapopan.

 

 

“Es cuando sucede que Iván va a un bar y tiene un altercado con un muchacho que iba acompañando a una joven canadiense. Se hacen de palabras porque Iván trata de llegar a algo con la muchacha y el acompañante la defiende, se hacen de palabras y cuando salen del bar empiezan a discutir. Iban a llegar a los golpes pero Iván y la persona que acompañaba sacan armas y le disparan a los jóvenes y mueren”. Las víctimas eran Kristen Paige y el mexicano César Augusto Pulido.

 

Por el doble homicidio el ahora líder de Los Chapitos fue detenido en 2005 y encarcelado en el penal de máxima seguridad en Almoloya, Estado de México. Un evento que incidió en su personalidad.

 

—¿Usted sabe cómo fue esa estancia de Iván en la cárcel?—

 

“Mucho sufrimiento, tengo amigos que estuvieron con él, presos en su mismo pasillo y decían que no pasó una noche sin llorar… Sollozando en la noche. Y fue mucho sufrimiento porque Iván tenía mucho miedo. En esa prisión habían matado a su tío Arturo Guzmán, entonces él temía que lo mataran a él, los enemigos de su papá, Osiel Cárdenas y los Arellano (Félix)”.

A Iván se le estaba literalmente pudriendo la pierna en la prisión, de hecho “estuvieron a punto de cortársela. Él necesitaba una operación y no accedía. El abogado nos dijo que Iván no se quería operar, que tenía miedo que porque decía que si lo sacaban a operarlo que lo iban a matar y que él prefería que le cortaran la pierna”. Al final solo López Núñez El Licenciado pudo convencerlo de operarse y salvó la pierna.

 

Fue en la cárcel cuando Iván comenzó indirectamente en el narcotráfico. “Que yo tenga conocimiento que ya recibiera ganancias directas del narcotráfico, desde que él estaba preso. Porque su papá le regalaba droga a Alfredo y le decía que era mitad para él y la otra mitad de la ganancia se la guardara a su hermano Iván”.

 

 

—¿Cuánto le regalaba?—

 

“Eran millones, en droga le regalaba toneladas de mariguana”.

—Alfredo ¿cómo movía esas toneladas de mariguana?—

 

“Con los mismos empleados y amistades del Cártel, él mandaba todo, los túneles eran de su papá, prácticamente no invertía en nada y era solo ganar”.

El testimonio confirma que en 2008 Iván fue liberado por un acto de corrupción, se pagaron sobornos a distintas autoridades. Cuando regresó a Culiacán acababa de estallar la guerra contra el grupo de Arturo Beltrán Leyva, quien durante años fue uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa.

 

En la fiesta de bienvenida que el propio Mini Lic le organizó, Iván estaba asustado. “Le preguntó a sus hermanos que por qué tanta gente armada, que a él le daba miedo, que mejor se quería ir, que iba a llegar el gobierno y los iban a agarrar a todos, y que iba a volver a la prisión. Tenía mucho miedo”.

 

—¿Alfredo empieza primero que Iván en el narcotráfico?—

 

“Que yo haya visto con mis ojos, sí, primero Alfredo en el negocio”.

Querían asesinar al subprocurador José Luis Vasconcelos

—Cuando sale Iván de la cárcel, ¿qué es lo que pasa?—

 

“Cuando salió se integra completamente. Cuando fue su bienvenida tenía miedo de las armas, pero se le quitó rápido porque a los meses me acuerdo que fue a un rancho de mi papá, y él y Alfredo llegaron con pecheras y rifles colgados”.

Cuando salió de prisión Iván era otro. “Sale con rencor, con odio, porque a mí me lo dijo que odiaba y quería matar a Vasconcelos porque le hizo la vida dura e imposible en la prisión, que lo presionaba y lo torturaba mucho psicológicamente y quería que le pusiera a su papá, a El Chapo. Entonces sale con mucho coraje”.

 

“En ese entonces, los dos hijos que más ayudaban a su papá eran Alfredo y Édgar. Pero Édgar tenía un don con las personas, le caía bien a todo mundo, él se llevaba bien con todo Culiacán y trabajaba con muchos y trabajaba muy fuerte, estaba generando mucho dinero y todos decían que él era el heredero de El Chapo, las personas decían ‘Édgar es el que sigue del Chapo’. Y yo creo que eso le pesaba, le dolía a Iván que se dijera eso, estaba celoso”.

Un mes después de la liberación de Iván, Édgar fue asesinado por gatilleros del propio Cártel de Sinaloa, por una confusión.

 

Édgar Guzmán López y sus dos acompañantes fueron atacados el 8 de mayo de 2008 en el estacionamiento de una plaza comercial de Culiacán por un comando. “Édgar muere al instante y a ver ‘¿qué pasó?, ¿qué pasó?’, y ya, se supo que había sido una confusión. Quien autorizó el ataque fue Vicente Zambada, con información totalmente equivocada”.

 

 

Mini Lic revela que sicarios del cártel habían dicho que quienes estaban reunidos en ese lugar era gente de Arturo Beltrán Leyva. Édgar había salido sin escoltas y sin llevar sus radios de comunicación, por lo que cuando se preguntó si había alguien del cártel en el lugar todos dijeron que no, fue cuando Vicente Zambada Niebla Vicentillo dio el visto bueno para disparar.

 

“La primera reacción de El Chapo cuando supo que el ataque había sido ordenado por la familia Zambada, dio la orden de atacar y acabar con todo lo que tuviera que ver con los Zambada. Se lo dijo a mi papá. Le dijo: ‘oiga, todo lo que tenga que ver con mi compadre, Mayo, ¡mátenlo!, que salgan todos y lo que le conozcan: casas, oficinas, ¡todo!’. Mi papá fue el que lo hizo cambiar de opinión”.

 

“Mi papá lo calmó y le dijo: ‘Oiga usted siempre me ha dicho que hay que pensar con la cabeza fría, yo lo entiendo, Édgar para mí era un hijo, a mí me duele, yo estoy con usted, yo nada más le aconsejo y le recuerdo, le digo lo que yo veo. Si usted quiere hacerlo, yo ahorita mismo lo ordeno’”.

El Chapo lloró como un niño. “Lo vi en un rancho, en el área de Culiacán, se revolcaba en la tierra llorando, literalmente, se daba vueltas en el suelo, en la tierra, golpeaba con un puño la tierra y disparó armas, tiró con todas las armas que había y lloraba y tomaba whisky Buchanan’s 18, puro, y llorando, llorando, revolcándose como un niño gritando”.

 

—¿Qué decía?—

 

“Yo no quería estar muy cerca de esa escena. Yo estaba ahí pero estaba tratando de no voltear a verlo, pero era inevitable. Lo que gritaba era “¡Mi príncipe!, ¡mi rey!, ¡mi hijo!”, recuerda Mini Lic con un nudo en la garganta y ojos húmedos.

“Él (Édgar) era como un hermano para mí. Fue uno de mis mejores amigos y es de las personas que más me han dolido, era muy importante, muy querido por mí y por mi papá. Fue muy fuerte, muy doloroso”.

—¿Y qué pasa después de la rabia, después del dolor de El Chapo? ¿Qué pasa con El Mayo y Vicentillo?—

 

“Al otro día ya hablaron mi papá y El Chapo, ya un poco más tranquilo y le dijo: “es cierto, ya lo pensé completamente y no vamos a poder hacerlo. Pero vamos a guardar esto, después me voy a sacar la espina, después va la mía”. Y así quedó.

—¿Y se sacó la espina en algún momento? ¿Nunca buscó venganza con los Zambada?—

 

“Quería matar a Vicente, ya que Vicente estaba en Estados Unidos. Le decían que ‘ya va a salir Vicente, ya va a salir’ y El Chapo tenía una casa de él (Vicente) ubicada en Los Ángeles y dijo: ‘en cuanto salga ¡ahí lo voy a matar!, que me voy a cobrar dos, la de mi hijo y que está cooperando hablando de mí’. Ya tenía ubicada donde vivía la esposa de Vicente, Zynthia (Borboa)”. Fue aproximadamente en 2012.

—¿Y El Mayo sabía esto?—

 

“No, obviamente nadie lo sabía. Solo mi papá”.

“En las reuniones donde yo estaba, Iván y Alfredo se referían a El Mayo como pinche viejo guango, ahora es el viejo pendejo”.

 

—¿Tras la muerte de Édgar, Iván se hace más cercano al padre?—

 

“Sí, completamente. Yo en 2009, en un rancho de mi propiedad, estaba mi papá, El Chapo, Iván, Alfredo y yo, y creo que unos colombianos, estaban coordinando un envío e Iván ya opinaba en la mesa, ya proponía hacerlo así o hacerlo de otro modo. El Chapo se siente muy orgulloso de Iván porque Iván tiene muchas cosas de El Chapo: lo enamorado, lo bailador. Y eso es lo que le gusta a El Chapo.

—¿Cómo es Iván con las mujeres?—

 

“Pues lo que me tocó ver a mí es muy extremo. Sí les sabe hablar, les habla muy bonito, pero me tocó algunas veces ver que golpeaba a una que otra mujer. Las que considera completamente de su propiedad sí las trata muy severo, es muy como si fueran un objeto de su propiedad. Posesivo. Cachetadas, jalarlas del cabello, golpearlas contra el coche”.

—¿Conoce el nombre de algunas de ellas?—

 

“La madre de sus hijos, Zulema, su ex novia Priscila, otra mujer que traía, Citlaly Morgan”.

Describe a Priscila Esquerra, que fue la novia de Iván durante muchos años, incluso tuvieron planes de matrimonio; ella le hacía la visita conyugal en Almoloya cuando estuvo preso. Al final no se casaron y contrajo nupcias con Zulema Aracely Lindoro.

 

“Una vez estaba en el hotel Lucerna de Culiacán, Iván había consumido unas pastillas, droga, éxtasis, no sé qué tipo de droga, pero andaba muy drogado y muy loco. Estaba con una mujer en una habitación y le sacó la pistola, ya la iba a matar, nada más que un amigo de Iván y amigo de la muchacha intervino. Iván le dijo ‘también te voy a matar a ti’ y le dijo ‘¡vete, vete perro!’. Sí alcanzó Iván a golpear a la mujer, pero la mujer pudo escaparse. Al otro día Iván le llamó a su amigo y le dijo ‘gracias, me hiciste un paro, sí la hubiera matado’”.

Mini Lic afirma que Iván ahora consume “hongos de chocolate”, es decir alucinógenos. De los cuatro hermanos, es el más ostentoso. “Los relojes más costosos, más exclusivos, autos Lamborghini, Ferrari, McLaren, Porche, lo mejor, lo más costoso, a él sí le gusta”. Hasta antes de la detención de Ovidio, ocurrida en enero pasado, le gustaba ir a bares de la Ciudad de México, donde, según afirma López Serrano, Los Chapitos tienen un importante centro de operaciones.

 

Sus lugares preferidos son, por ejemplo: Grand Piano Lounge, en Paseo Arcos Bosques, Santa Fe, y el bar República del Distrito, ubicado en la avenida Presidente Masaryk, en Polanco.

 

 

‘El Mini Lic’ | Jorge MenedezPérez

‘Alfredillo’ el violento y su mini pomerania ‘Blue’

Alfredo Guzmán Salazar, de 37 años, a quien apodan Alfredillo es el más “violento” e “irracional”, señala Mini Lic. Estudió hasta la preparatoria. “Cuando está en sus cinco sentidos es violento normal, pero cuando está tomado es violento en otro nivel, es como alguien loco que no puedes controlar”.

 

—¿Y Alfredo qué papel jugaba mientras Iván iba ocupando esta posición importante con el padre?—

 

“Alfredo siguió siendo el mismo que antes, respetando a su hermano y dándole el lugar de jefe a su hermano”.

—¿Nunca ha tenido interés en disputarle esa posición?—

 

“No, nunca lo miré, nunca lo supe. Siempre que yo estuve presente Alfredo decía ‘lo que diga mi carnal'”

“Una vez estábamos en un cumpleaños de un compadre de Iván en un rancho en Culiacán, y una persona estaba grabando con su celular a los músicos que estaban tocando. Entre los músicos y la persona que estaba grabando, estaba la pista de baile, donde estaban varias personas bailando. Entre ellos estaba Ovidio bailando con una mujer. Alguien le dijo a Alfredo que estaban tomando video de su hermano Ovidio e, inmediatamente, Alfredo mandó que lo sacaran. Alfredo me llamó ‘¡Hey Mini Lic, acompáñame’, y me fui con él. Era un primo de Alfredo quien explicó desconcertado que estaba grabando solo a los músicos ‘¿Eres dedo o qué? ¿Eres de la DEA o que?’, le reclamó”.

“Alfredo está tomando, eran gritos y una locura. Le dio un golpe con el puño en la cabeza. Lo agarró del cuello contra la pared. ‘¿Si sabes que aquí te mato?, tú eres un pendejo y me vale’. Yo le dije ‘Alfredo, no creo que haya estado grabando, es familiar’. ‘¡No te metas Mini!’, me dijo, ‘este puto debe ser de la DEA’. Cuando lo tenía agarrado del cuello, Alfredo le pegó un cabezazo y le quebró la nariz a su primo y comenzó a chorrear de la nariz. Le dijo: ‘¡nomás no te mato porque eres mi primo!, pero esto nada más es para que sepas que ni a mi familia se lo voy a perdonar’. Y regresaron a la fiesta”.

“Una vez, Alfredo llegó a un departamento mío que yo tenía en la zona más alta de Culiacán (Colinas de San Miguel). Estaba yo tomando con un piloto mío y llegó Alfredo con su piloto, ya era la mañana, seis de la mañana o siete. Y llegó igual súper tomado, llegó gritándole a mi piloto, gritándole a mis músicos… había un balcón desde donde se miraba todo Culiacán y fue a poner un vaso y sacó la pistola desde la sala a disparar hacia el vaso. Ahí fue cuando le dije no, y tuve una ligera discusión”.

 

 

Mini Lic le pidió no disparar porque los vecinos iban a llamar al gobierno. “Se enojó, se guardó la pistola y se fue enojado. En cuanto salió del edificio disparó como siete plomazos. Después su piloto le habló a mi piloto y le dijo ‘¡No sé cómo no nos matamos!, íbamos a más de 200 kilómetros por hora por las calles de Culiacán, saltándonos el semáforo, y disparando por el quemacocos de la camioneta”.

 

En un inquietante contraste de personalidad, desde hace cerca de dos años, a donde quiera que va Alfredo, como si fuera Paris Hilton, lleva consigo a su perro Blue, un gracioso y esponjado mini pomerania que lo acompaña igual a reuniones de narcos que a la discoteca. Lo porta en brazos o en una bolsa de marca que carga en el hombro, mientras en la cintura porta su arma de fuego.

 

En una ocasión, un amigo suyo estaba cargando y arrojando al aire al perrito. Alfredo se enojó. “¡Así no!, ¡Dámelo! Lo vas a estresar”. Alfredo se la pasa dando masajes a Blue todo el día y lo peina. Tiene otro perro idéntico llamado Roy, pero el otro es el consentido.

 

“Lo ven en las películas. En una época todos copiaban a Tony Montana, el de la película de Scarface, todos se mandaban a hacer sus sillas con la T y la M, y se vestían como él”.

 

Ovidio Guzmán López, de 30 años de edad, apodado Ratón, acaba de ser extraditado a Estados Unidos. Es recordado por Mini Lic como “el más obediente” y “sumiso” de los hermanos. Pero también como el más ágil en los negocios de tráfico de droga. Estudió Administración de Empresas o Comercio Internacional en el Tecnológico de Monterrey.

 

Tras la muerte de Édgar, su madre Griselda se llevó a Ovidio y a sus hermanos a Canadá. “Canadá era más fácil porque allá había rutas, allá teníamos gente, había estructura y había dinero, entonces lo que se ocupara allá había dinero directamente”.

 

“Era un joven muy sencillo, muy consentido por su mamá, su papá también porque era el chico, pero lo de su mamá era exagerado. Era muy mandilón, lo dominaba por completo su mujer Adriana (Meza Torres)”. Ella es hija del narcotraficante Raúl Meza Ontiveros, M6, lugarteniente y socio del Cártel de Sinaloa.

“Es que yo los conozco desde que éramos jóvenes. Yo vi esa relación desde que eran novios, conozco completamente a Adriana y a Ovidio, y pues me tocó ver de primera mano todo. Todos sus pleitos.

“Hubo una época en que Adriana golpeaba a Ovidio, aproximadamente 2009-2010, antes de casarse, ya no sé si ya de casados arreglarían sus problemas. Ovidio era muy tranquilo, recuerdo que Adriana salía a fiestas, a antros, bien, como cualquier mujer lo puede hacer. Ovidio se quedaba en casa cuidando a sus hijas. Era quien les cambiaba el pañal, bien, era un padre muy amoroso, de eso no me cabe la menor duda. En ese mundo (del narco) es una cosa muy poco común, es muy raro”.

“Yo me encontré muchas veces a Adriana en fiestas y le preguntaba ‘¿Y tu marido?’, ella me decía ‘lo dejé en la casa cuidando a las niñas’.

“Eso era antes, ahora que pasó todo esto del poder y los culiacanazos, sé que ya Ovidio era una persona totalmente distinta, ya traía a mucha gente armada con él, ya muchos corridos, ya andaba en fiestas, ya le seguía mucho el rollo a su hermano Iván. Ya había tomado ese camino”.

 

El Mini Lic, Damaso López Serrano

Desde hacía tiempo Ovidio había comenzado a hacer muchísimo dinero. “Trabajó muy fuerte”, dice Mini Lic. “Hubo un tiempo que trabajó con otro narcotraficante de nombre Gabriel Valenzuela, ahí hizo muchísimo dinero. También trabajaba con su padre, pero en esto debes diversificarte y trabajar con uno y con otro. Gabriel Valenzuela empezó siendo fletero. Movió la droga de Guatemala a Chiapas, y de ahí a Sinaloa y la frontera con Estados Unidos, traficando cocaína. Ahí hizo mucho dinero”.

 

—¿Qué hizo Ovidio con ese dinero?—

 

“Compró ranchos, le gustan mucho los caballos, es un gran apasionado de los caballos. Era sencillo, jamás lo miré con joyas, tampoco autos llamativos, no digo que no los tuviera pero nunca me tocó verlos”.

Joaquín, el que dice ser el más inteligente

Joaquín Guzmán López,  Güero y/o Moreno, es de quien hasta ahora menos se conoce. Le gusta presumir que, de los cuatro hermanos, es “el más inteligente”. También llegó hasta estudios universitarios.

 

“Yo no lo traté mucho pero sí lo traté. Traté más a sus mejores amigos y lo que decían es que él se creía más inteligente de todos, él se burlaba porque a él no lo mencionaban en corridos en aquellos años, no estaba quemado ni con gobierno ni con nadie, nadie lo volteaba a ver pero ya estaba traficando. Entonces él decía ‘no ¡mira a mis hermanos y aquellos pendejos!’, refiriéndose a otros narcotraficantes, ‘yo a gusto, ando solo’. En ese tiempo andaba sin escoltas, sin chofer ni secretario, completamente solo, era 2014. Decía: ‘Esos pendejos, mira, yo a gusto solo, ¿para qué andar con tanta gente? Si paso un retén no saben ni quién soy”.

Joaquín tenía una vida social no tan activa porque frecuentaba otros círculos, “a él no le gustaba convivir ni hablar con narcotraficantes”. “Él siempre estaba detrás de Ovidio, él mandaba a Ovidio, ‘tú has las negociaciones, tú di todo’, pero el que tenía la última palabra era Joaquín. Todos decían ‘Ovidio, Ovidio’, ¡pero no! El otro era el que mandaba, el que decidía. A lo mejor ya en estos años del Culiacanazo del 2019 para acá, Ovidio se creció, pero antes lo que Joaquín dijera, eso era”.

 

“De lo que se dice que son, sí son. Sí producen mucho fentanilo”.

—¿Desde cuándo que usted sepa?—

 

“Que yo sepa, a finales de 2014”.

El Mini Lic cuenta que en aquel año les llegó la noticia de que grupos criminales de Michoacán o Jalisco traficaban con una droga que dejaba mucho dinero. “En aquel entonces eso se le conocía no como fentanilo, le decían chiva sintética o heroína sintética, así era como se conocía, que rendía mucho más, que se sacaban mucho más ganancias”.

 

“La organización envía a una persona a China y empieza a investigar, se contacta con una persona allá donde le explica cómo, el proceso, por qué, los costos, ya viene a Sinaloa y explica: es así, se le saca así, se vende en tanto’, y ahí empieza a decir ‘él nos va a vender’. En ese momento, quien empezó con la producción fue El Chapo. Luego El Mayo Zambada”.

—¿El Mayo ha producido de su conocimiento fentanilo?—

 

“De mi conocimiento, sí, sí, dicen que ya no produce, que lo paró. Eso no lo sé. Después de que Estados Unidos empezó a presionar”.

Al poco tiempo de haber iniciado, en febrero de 2014, arrestaron a El Chapo en Mazatlán.

 

“Tenían mucho miedo, tanto que dijeron ‘ya queremos dejar esto’, así yo estuve presente en esa reunión”, refiere Mini Lic a un encuentro entre su padre y Los Chapitos, ocurrido en un rancho de Iván, a la salida del norte de Culiacán, después del arresto de Guzmán Loera.

“Tuvimos una reunión donde Los Chapitos dijeron ‘¿sabe qué Licenciado? Pues vea como están las cosas, mi papá no nos dejó nada, puros problemas’. ‘Nada de dinero, nada para trabajar, hubiera dejado unos kilos para mover, no dejó nada, lo único que dejó fueron deudas y problemas, y según él quiere que sigamos manteniendo a mis tías’”.

Dijeron que se iban de Sinaloa. “‘Mi carnal y yo’, dijo Iván, ‘nos vamos a ir a Guadalajara, y mis carnales (Ovidio y Joaquín) se van para la Ciudad de México. Usted agarre todo’. Así le dijo Iván a mi papá, ‘usted hágase cargo de todo y si usted quiere, mantiene a las hermanas de mi papá, pero nosotros no queremos esa bronca, lo que va a pasar es que nos van a chingar o nos van a matar los enemigos de mi papá, que es lo único que nos dejó, vea, mi papá no pudo con todos ellos ¡Nos van a matar!’”.

 

 

No querían retirarse del narcotráfico. “No querían pagar nada del Cártel de Sinaloa. Querían crear su organización nomás para ellos. Mi papá le dijo ‘no, dejen que su papá diga, está vivo, ustedes lo están matando, espérense, esperen a que él mande a decir algo y eso lo hacemos, no tomen decisiones todavía’”.

 

El Chapo, desde la cárcel, envió una carta a El Licenciado donde le instruyó que todas las ganancias de la operación de narcotráfico, la mitad fuera para él y la otra mitad para Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín. Pero Iván, el líder de los hermanos, dijo no estar interesado, así que el brazo derecho de su padre le ofreció que se quedaran con todas las ganancias de narcomenudeo en Culiacán. Según Mini Lic, eso abrió el apetito de Los Chapitos y ahí comenzaron los problemas, porque querían abarcar cada vez más partes del negocio.

 

“En el 2014 si hubo problemas porque no nada más agarraron narcomenudeo, ya empezaron a ver las maquinitas tragamonedas, cigarros piratas, y cobraban la prostitución, la venta de películas y DVD piratas también, todo lo que hubiera forma de sacar, robo de gasolina… Y se quisieron meter a las zonas de nosotros”.

“En Culiacán había gente que tiene el negocio del narcomenudeo desde hace 20 años, señoras de 50 años que venden droga para mantenerse. No digo que esté bien pero ya está arraigado desde hace mucho. Llegaba la gente de Iván que les decía ‘¿quieres vender?, esto vas a vender y el 80 por ciento es para mí y el 20 para ti’, incluso a familiares de El Mayo… desde ahí El Mayo comenzó a doblar las manos y dijo ‘es verdad, yo no tengo narcomenudeo, a mí no me interesa ese negocio’”.

 

 

 

El Chapo escapó en 2015 de la cárcel federal en Almoloya, Estado de México, con la ayuda de El Licenciado, Los Chapitos y la intervención de Emma Coronel como mensajera.

 

“¡Éramos la mejor familia del mundo! Chapo se escapó en julio, en agosto fue el cumpleaños de Iván, me invitó, fui el invitado de honor. Me traía desfilando por todo el lugar abrazados, fue en un rancho de mi compadre Jorge Caro. Cuando llegué fue Iván por mí, me recibió hasta la entrada, me pasó mesa por mesa caminando y abrazados”. Pero la paz no duró.

 

Damaso López Serrano, El Mini Lic | Jorge Menedez Pérez

El día que iban a morir

En agosto de 2016, tras la tercera captura de El Chapo, los Beltrán Leyva con gente de los Quintero, planificaron privar de la libertad a Iván y Alfredo en Puerto Vallarta, revela Mini Lic, y pidieron el favor del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

 

“El secuestro se dio para matarlos, no era para asustarlos, ni amenazarlos, ni intimidarlos, era para matarlos. No puedo decir que lo planeé, no fui parte de eso, no lo sabía”.

—Pero hay quienes los responsabilizan a ustedes, de que participaron—

 

“No fue así, sí participé en reuniones con esas personas para hacer un frente común en contra de Los Chapitos, pero no tuve conocimiento que iban a ser secuestrados, que les iban a hacer algo”.

—¿Por qué no los mataron?—

 

“Porque rápidamente le avisaron a El Chapo. Intervino, mandó amenazar al Menchito, el hijo de El Mencho, y le dio un ultimátum: “a como me entregues a mis hijos yo te entrego el tuyo”… y hasta que El Chapo hizo esa acción, es que los soltó”.

Tras la liberación, fue ahí donde podría decirse que nacen Los Chapitos como grupo criminal organizado. “A lo que yo vi, como que ellos dijeron: ‘estuvimos a punto de morir, casi no la libramos’. Y como mucha gente se burló y se rió de ellos y celebró eso como que entró más odio en ellos, como que dijeron: ‘se estaban riendo de nosotros, ok, ahora nos vamos a llevar por delante a quien sea’. Yo lo ví, comenzaron a matar a quien sea”.

 

En febrero de 2017 estalló la guerra de Los Chapitos contra El Licenciado y Mini Lic. López Núñez fue detenido en la Ciudad de México en mayo de 2017 por la Agencia de Investigación Criminal, y su hijo se entregó en julio de 2017 a las autoridades de Estados Unidos. Según afirma, para salvar su vida.

 

 

Quieren ser como la mafia rusa

—¿Cómo es que Los Chapitos terminaron convirtiéndose en los reyes de Culiacán, qué negocios tienen?—

 

“Es una larga lista. Donde más producían dinero era del robo de gasolina. Eso y el narcomenudeo, las prostitutas, los cigarros pirata, robo y extorsiones a minas”.

—¿Cómo ocurre esto?—

 

“Les cobran por la protección. “Me pagas o no te dejo trabajar”, también la madera, la pesca. A los pescadores les cobran cuota. Los expendios de cerveza tienen que cerrar a determinada hora, a las 10 de la noche, y después nada más abren los de ellos, solo tienen permitido vender cerveza ellos”.

—Usted comentaba que son ingeniosos para inventar negocios criminales.—

 

“Yo lo reconozco”.

—¿De dónde toman estas ideas?—

 

“Yo, en mi tiempo de convivencia con ellos Iván decía que él quería ser como la mafia rusa, de todo lo que se moviera la empresa tenía que ganar un porcentaje, en todo lo que pasara por ahí. Si se vendía droga, si había laboratorios cobraban un porcentaje a quien tuviera laboratorios. Él quería en su ciudad (Culiacán) monopolizar toda la droga: “aquí nada más el cártel vende droga” y “todos los que quieran trabajar le tienen que comprar al cártel y si tú quieres traer tu droga me vas a pagar”. Así es como lo intentaron hacer con el cristal (droga), pero no se pudo porque es algo que en Sinaloa es como fabricar aguas frescas. Se fabrica en todas partes”.

“Repito: son visionarios, pero para hacer el mal, porque pensaron ‘vamos a revolver fentanilo con cocaína para hacer más adicta a la gente’. Y también revuelven fentanilo con cristal. Es una maldad hacer las pastillas que parecen medicina. ¿Por qué si saben que están matando a la gente? No le hallo un porqué ¿Quieres matar por gusto?”

 

“El Coliseo” privado de ‘Los Chapitos’

En el expediente criminal abierto en Nueva York contra Los Chapitos, en 2023, la Fiscalía atribuye a los hermanos Guzmán episodios de increíble brutalidad: matan, torturan y lanzan a sus víctimas con leones o tigres. Pero lo que describe Mini Lic es aún mucho peor.

 

“Por ejemplo a robacarros, rateros, o enemigos los levantaban y los ponían a pelear entre ellos mismos hasta matarse. Era una diversión como en los tiempos de Roma en el Coliseo, ¡a matarse!, les daban a veces un cuchillo y apostaba la gente ‘¿A ver cuánto?’. Les prometían ‘el que gane le vamos a perdonar la vida”. Y se estaban matando entre primos, entre familiares.

—¿Dónde ocurría esto?—

 

–En Sinaloa, en ranchos alrededor de Culiacán. A mí no me gusta ese tipo de cosas, pero pistoleros míos sí iban, los invitaban los pistoleros de Los Chapitos. A veces los ponían a pelear a golpes, a veces con una piedra. Una vez les dieron una navaja a dos hermanos y los hicieron matarse entre hermanos.

“A un chofer mío lo echaron al tigre”, señala Mini Lic. Lo privaron de la libertad y acusándolo de que les había robado porque había hecho negocios sin darles su cuota lo lanzaron al animal quien le arrancó una mano y los genitales. Su cuerpo sin vida lo arrojaron en las calles principales donde vivía la madre de la víctima.

 

 

Dámaso mira fijamente a la autora de este reporte, es una pregunta que no esperaba. Piensa y responde.

 

“A ellos les gusta leer libros que tengan que ver con poder, con guerra, con control, como ‘El Arte de la Guerra’ o ‘Las 48 leyes del poder’”.

—¿Usted cómo sabe?—

 

“Porque lo hemos comentado: ‘¿Ya leíste este libro? ¿Ya leíste este otro?’. ¡De ahí obtienen muchas ideas!”

También afirma que Los Chapitos replican lo que ven en películas o series de televisión. “Por ejemplo, esto lo platiqué con ellos cuando salió hace muchos años la serie de Pablo Escobar, una serie colombiana. Pablo Escobar lanza a unas personas de una avioneta o un helicóptero, yo una vez lo comenté sin querer. Y dice Iván ‘¿cómo se verán cuando caen?’. Resulta que a los años, cuando nos confrontamos en 2017, me lanzan cuerpos desde una avioneta en mi pueblo. Dicen que estaban vivos. Los lanzaron la gente de Los Chapitos, ahí en El Dorado (un poblado cercano a Culiacán). Uno cayó arriba en un hospital y el otro en una colonia”.

 

¿Quién mató al periodista del semanario Ríodoce, Javier Valdez?

Al medio día del 15 de mayo de 2017, una ráfaga de disparos retumbaron en la calle Vicente Riva Palacio, colonia Jorge Almada, en Culiacán, Sinaloa. Sobre el asfalto quedó el cuerpo sin vida del periodista y escritor Javier Valdez, atacado a pocos metros del semanario Ríodoce, mientras circulaba en su automóvil. Le fue sustraído su teléfono y computadora personal y los perpetradores pudieron huir sin problemas, pese a la intensa carga vehicular que es habitual en esa zona y horario.

 

El periodista galardonado en 2011 con el premio Libertad de Prensa por el Comité de Protección de Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, era especialista en temas de narcotráfico. Su acucioso trabajo contribuía, en un estado controlado por el crimen organizado, a poner luz en temas incómodos tanto para el gobierno como para los grupos delincuenciales, dando voz a las víctimas y sacando del anonimato a los victimarios.

 

 

En febrero de 2017, Valdez publicó en el semanario una entrevista realizada a Dámaso López Núñez, El Licenciado, quien durante lustros fue brazo derecho de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, pero que a esas alturas, tras la tercera detención de su jefe, ocurrida en enero de 2016, comenzó una guerra con los hijos del sinaloense: Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín Guzmán, mejor conocidos como Los Chapitos. En dicha entrevista, López Núñez intentó explicar el origen de la disputa.

 

De acuerdo a lo que reveló el semanario, Los Chapitos presionaron a Valdez para que se cancelara la publicación, él se negó. Tras la publicación del artículo, grupos de personas acudieron a los puntos de venta a comprar en masa la edición, como una forma de censura para detener la difusión.

 

El 8 de mayo de 2017, el semanario publicó un artículo firmado por “Redacción” sobre López Núñez y su hijo Dámaso López Serrano, titulado Preso Dámaso, el hombre que quiso suplir a ‘El Chapo’. Ahí se describe al Mini Lic como “pistolero de utilería” y sin “capacidad de liderazgo”.

 

Hermanos de Valdez, entrevistados por la autora de este reporte, en su momento afirmaron que el periodista estaba trabajando en un libro sobre la colusión entre cárteles de la droga, incluyendo al Cártel de Sinaloa, con políticos, funcionarios y militares, y que las autoridades debían incluir esa línea de investigación en sus pesquisas.

 

El gobierno de Sinaloa y la Fiscalía General de la República han solicitado a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) la extradición de Dámaso López Serrano, alias Mini Lic, a quien se le acusa de ser el presunto asesino intelectual de Valdez. Uno de los testigos declaró en un juicio que había recibido de López Serrano dinero para dar muerte al periodista.

 

En la entrevista, López Serrano responde a las imputaciones que le hacen autoridades de México sobre el asesinato de Javier Valdez.

 

 

—¿Usted mató al periodista Javier Valdez? Hay gente que declaró en un juicio en México que usted pagó 100 mil pesos para que lo asesinaran.—

 

“Absolutamente no. Sí, personas que fueron amenazadas, compradas, obligadas a declarar esa mentira en un juicio donde todo estaba corrompido desde el principio, nunca se me permitió defenderme, ya que amenazaban de muerte a los abogados que enviaba para que me representaran, pero qué más se puede esperar de Sinaloa si asesinan a policías, militares, políticos, periodistas, madres buscadoras, personas inocentes… y es el pan de cada día”.

“En Sinaloa, el cártel manda, pone al gobernador, a presidentes municipales, senadores, diputados, síndicos, así que una mentira como decir que yo pagué 100 mil pesos para que mataran a Javier Valdez, no es nada”.

—¿Quién asesinó al periodista?—

 

“La muerte de Javier Valdez fue ordenada por los hijos del Chapo Guzmán: Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín, y los pistoleros que dieron muerte a Javier son pistoleros de Los Chapitos, así lo sabe su familia, pero están amenazados. No falta mucho para que Ovidio Guzmán me dé la razón y acepte que él y sus hermanos son los autores intelectuales de ese crimen. Espero que el día que suceda eso, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos realice el anuncio y el gobierno de México envíe a sus agentes de la fiscalía para que interroguen a Ovidio, así como lo hicieron con mi padre, para que tomen su declaración y se anule la orden de extradición que tienen en mi contra. Ya es hora de que busquen a los verdaderos culpables.”

Autoridades del Departamento de Justicia que en su momento estuvieron relacionadas con la entrega de López Serrano y con las negociaciones de su acuerdo de culpabilidad, consultadas sobre este tema afirmaron que si su gobierno tuviera la sospecha de que el ‘Mini Lic’ estuvo detrás del homicidio del periodista no habrían realizado un acuerdo de culpabilidad ni colaboración.

 

La organización internacional Artículo 19, el 15 de mayo pasado, en el aniversario luctuoso de Valdez, a través de un comunicado solicitó a la FGR que profundizara en la línea de investigación que apunta hacia la presunta responsabilidad de Mini Lic.

 

Sobre por qué no regresa a México a enfrentar los cargos y demostrar su argumentada inocencia, López Núñez responde que Los Chapitos son protegidos al más alto nivel y tiene la certeza de que, si regresara a México, sería asesinado y con ello se impediría que pueda ser testigo de cargo en los procesos judiciales que se siguen en Estados Unidos contra de los cuatro hijos de Joaquín Guzmán Loera, quienes no son perseguidos por el gobierno de México ni se conoce que haya imputaciones en contra del cuarteto, pese a su historial criminal.