Sicarios de ‘La Federación’ fueron entrenados por la Mara Salvatrucha en su guerra contra Los Zetas
Autoridades corruptas y cárteles enviando droga a diario por la frontera fueron los elementos ideales para que, en poco tiempo, Édgar Valdéz Villarreal se convirtiera en un prolífico traficante de cocaína, actividad que comenzó a generarle conflictos con la organización delictiva que controlaba el estado fronterizo: el cartel del golfo.
De acuerdo con información de la periodista Anabel Hernández, en 2001 La Federación impulsó una violenta ofensiva para arrebatarle al mencionado grupo rival el control de Tamaulipas y de la frontera con Texas, por lo que La Barbie figuró como pieza clave.
Y es que, tras ser desplazado de Nuevo Laredo, Édgar Valdéz Villarreal conoció y se asoció con Arturo Beltrán Leyva, quien al percatarse de sus habilidades para delinquir, lo adoptó como uno de sus principales lugartenientes.
La ‘narcoguerra’ por el control de Tamaulipas
Con La Federación respaldando a La Barbie, Tamaulipas se convirtió en un campo de guerra en donde ambas organizaciones delictivas se disputaron el control de las principales plazas y rutas del tráfico de drogas.
Édgar Valdéz Villarreal poco a poco se convirtió en la peor pesadilla de Los Zetas a quienes personalmente secuestraba, torturaba y asesinaba, según dan cuenta testimonios recabados por Anabel Hernández y plasmados en su libro Emma y las otras señoras del narco.
Se estima que entre marzo de 2003 y diciembre de 2005, poco más de mil personas perdieron la vida en México a consecuencia de la sangrienta guerra impulsada por el Cártel del Golfo y La Federación por el control territorial.
Sangre corría por cada rincón del noreste del país mientras Édgar Valdéz Villarreal ganaba millones de dólares vendiendo y traficando drogas para el Cártel de los Beltrán Leyva.
La Federación tenía conocimiento de que Osiel Cárdenas Guillén reclutó a Los Zetas de una unidad de élite del Ejército Mexicano conocida como Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE). Pese haber recibido adiestramiento por parte de la milicia de Israel y Francia, al menos 40 integrantes del cuerpo desertaron y pusieron sus habilidades al servicio del Cártel del Golfo.
Diversas organizaciones delictivas en México han encontrado la forma de expandirse y controlar nuevos territorios. Aunque se sabe que Ismael El Mayo Zambada es un hombre que apuesta a la diplomacia antes que a la violencia, en la batalla con los sanguinarios Zetas fue la única opción para combatir su brutalidad.
Testimonios recabados por Anabel Hernández señalan que, para lograr su cometido, La Barbie y La Federación conformaron brazos armados que fueron adiestrados por integrantes de la Mara Salvatrucha, la peligrosa pandilla de El Salvador que acaparó atención por sus macabras tácticas.
Los aliados de Édgar Valdéz Villarreal también enviaron a casi 300 integrantes de las organizaciones delictivas para expulsar a Los Zetas de Nuevo Laredo, en tanto que Carlos Montemayor -ex suegro y socio de La Barbie– sobornó a funcionarios estatales y municipales para que les proporcionara uniformes a sus hombres y, de este modo, lograran mezclarse con sus fuerzas y atacar a sus rivales.
“El propio Valdéz a veces vestía con uniforme. La violencia aumentó, Los Zetas comenzaron a ser robados o desaparecidos”, citó Anabel Hernández a un testigo de los hechos en su libro Emma y las otras señoras del narco.
La violencia perpetrada por ambos cárteles se encrudeció y, desde 2003 en adelante comenzaron a verse con más frecuencia escenas de suma violencia en México, tales como cuerpos decapitados y desmembrados colgando en plazas públicas.
El nexo entre la Mara Salvatrucha y cárteles mexicanos
Problemas sociales y económicos que azotaron a El Salvador, Guatemala y Nicaragua durante los años 80’s provocaron que el flujo migratorio hacia Estados Unidos aumentara considerablemente.
Día tras día, cientos de habitantes de Centroamérica emprendieron peligrosas travesías para alcanzar el tan anhelado Sueño Americano y aquellos que lo conseguían comenzaron a asentarse en la ciudad de Los Ángeles.
De acuerdo con información difundida por InSight Crime, la Mara Salvatrucha tuvo su origen en los barrios pobres de refugiados, no obstante, tras múltiples políticas migratorias, muchos de sus miembros fueron deportados a su país de origen, en donde continuaron perpetrando las actividades de la peligrosa pandilla.
No obstante, para lograr sus objetivos, algunos líderes de la Mara Salvatrucha y sus integrantes se han aliado con cárteles mexicanos realizando actividades que van desde el sicariato hasta al tráfico de armas, drogas y personas.
El pasado mes de marzo, se confirmo que al menos 27 integrantes de la pandilla salvadoreña enfrentan cargos en Estados Unidos por “apoyar actividades terroristas”. El común denominador de los casos fue que tenían su jerarquía directiva en la organización desde México, en donde sostuvieron alianzas con organizaciones delictivas como Los Zetas, el Cártel del Golfo, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa desde el año 2015.
En las acusaciones consultadas por Laura Sánchez Ley se lee que en nueve de los casos figura una especie de oficina consular ilegal llamada “Líderes del Programa México“.
Las operaciones de la Mara Salvatrucha permitían que, una vez que recolectaban el dinero a costa de los migrantes, obtenían grandes cargamentos de estupefacientes por parte de los cárteles, los cuales eran enviados a Estados Unidos y Centroamérica para seguir financiando a la pandilla.
Si bien dichos expedientes judiciales dan cuenta del nexo que la Mara Salvatrucha ha sostenido con diferentes organizaciones delictivas, lo cierto es que diversas pandillas -centroamericanas y estadunidenses- se han convertido con el paso de los años en grandes aliados o la última parte de la cadena de tráfico de drogas de cárteles mexicanos.