Enrique Inzunza, personaje que marca el rumbo de la política en Sinaloa
Las más controvertidas actividades de operación política de Enrique Inzunza Cázares han sido francas y abiertas:
Su lucha por la libertad y contra los cacicazgos en el más amplio espectro -llámese en los sindicatos o en cualquier expresión de la vida pública-, la democratización de las universidades públicas en Sinaloa con un especial énfasis en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), institución en la que se tituló como abogado, manifestando su absoluto respeto a la autonomía y cariño a su Alma Mater, y su combate a la corrupción y los privilegios, pugnando por la transparencia y la rendición de cuentas.
“Vamos a librar a la UAS de ese yugo maligno, de esa lacra de la política de Sinaloa que es el Partido Sinaloense, el PAS va a perder el registro”, han sido algunas de sus afirmaciones claras y directas que ha declarado sin tapujos. ¡Claro, tal posición, genera escozor en quienes se saben aludidos!
El candidato al Senado de la República por Sinaloa, en la segunda fórmula del partido Morena, por el principio de Mayoría Relativa, fue hasta antes de la campaña, Secretario General de Gobierno en la administración del gobernador Rubén Rocha Moya.
Como encargado de conducir la política interna del estado, impulsó una relación cordial y de respeto con los diferentes actores políticos de la entidad sinaloense y del Gobierno Federal, pero como responsable de la gobernabilidad y la gobernanza, fue implacable y ha sido frontal al establecer acciones en contra de todo lo que vulnere el estado de derecho.
No podía ser de otra manera por su formación y como hombre de Leyes en la que no abundaré para no extenderme en el análisis.
Pero sí quiero subrayar que en el contexto particular de Sinaloa la conducción de la política interna requiere de prudencia y de mucha firmeza al mismo tiempo, pues no debemos olvidar que Sinaloa carga con problemas y carencias ancestrales, con una dinámica sindical corrupta llena de cacicazgos y un enorme índice de conflictividad política y social, a lo que hay que agregar una gran dosis actual de manipulación y ataques perversos hacia el gobierno de la cuarta transformación ante la resistencia al cambio de quienes se sienten afectados en sus privilegios.
En tales escenarios, la solución de los conflictos no es una tarea sencilla, pero Enrique Inzunza ha estado a la altura de las circunstancias y ha pagado el precio recibiendo todo tipo de descalificaciones y denostaciones que no han hecho mella en su persona y se ha mantenido impávido e incólume, sólido y sereno en una sola pieza, lo cual habla de qué material está hecho.
En todo esto que aquí narró ha sucedido un fenómeno interesante: la ciudadanía no ha sido terreno fértil para las mentiras, sino que prefiere las propuestas. Por tal motivo, a unos días de la jornada electoral del 2 de junio, Enrique Inzunza Cázarez, como personaje del momento político de la cuarta transformación que vive el estado de Sinaloa se mantiene en el ánimo de la voluntad ciudadana y por eso lidera la intención del voto. Afirmar lo contrario es faltar a la verdad.
La lucha de Enrique Inzunza desde que inició esta administración y ahora en busca de la Senaduría es un trabajo permanente y decidido que no admite descanso.
Por esos razonamientos podemos anticipar su triunfo rotundo y adelantar que, desde su posición como Senador de la República, apostará todo su capital político para formar un frente común en Sinaloa para desarrollar estrategias y exponer los diversos enfoques de las problemáticas que enfrenta nuestro estado, entre los que podemos mencionar los diferentes aspectos de su economía, el desarrollo de sus ciudades, el empleo, la crisis del agua y el campo sinaloense, solo por enumerar los más sensibles.
Su desempeño, que sabemos en esta nueva responsabilidad será exitoso, se convertirá en la plataforma política que le permita dar una un gran salto en la política local hacia la grandeza de Sinaloa como Estado fundamental en la soberanía alimentaria de México, así como en diversos tópicos y de esta manera mejorar sustancialmente las condiciones de vida de las y los sinaloenses.
La convicción de Enrique Inzunza es acabar con la subcultura de la corrupción y en su próximo desafío avizoramos que saldrá con una victoria plenamente legítima en un proceso electoral limpio que, desde ahora, sus opositores sintiéndose derrotados, tratarán en vano de manchar porque su triunfo estará demostrado con un resultado electoral inobjetable.
Su actividad política la desarrollará desde ahora en el ámbito nacional, en beneficio de Sinaloa, manteniendo como siempre su vínculo con Badiraguato, la tierra que lo vio nacer, cuna también del gobernador Rubén Rocha Moya, su amigo, vecino de infancia y mentor.
Cuando Rocha decidió nombrar a Inzunza Secretario General de Gobierno no se dejó llevar en una decisión de esa naturaleza por el capricho o el corazón, él mejor que nadie conoce la estatura de Inzunza, lo ha medido y valorado fríamente en sus debilidades, fortalezas y atributos. Y aunque el próximo peldaño es la Senaduría podemos decir sin cortapisas que Rocha quiere que Inzunza sea su sucesor.
El camino hacia la gubernatura es sinuoso. Salvado este primer escoyo, y luego de ocupar su curul en el Senado, Inzunza seguirá con la misma determinación y el más caro anhelo de encauzar a Sinaloa hacia el desarrollo. Su trayectoria por el servicio público lo ha convertido en un hombre experimentado en la construcción de acuerdos, la conciliación, el consenso, pero también en la defensa de las ideas democráticas de forma enérgica, herramientas indispensables en la delicada y difícil tarea de gobernar y mantener el equilibrio social.
Su sólida trayectoria en el servicio público y ahora en la actividad política retratan a un hombre de extraordinaria calidad humana, con olfato político y habilidad para resolver problemas que le han permitido alcanzar un desempeño sobresaliente, un personaje apegado a su familia, a sus raíces, amoroso de sus orígenes, que sabe mantener el equilibrio político y la gobernabilidad, por lo que seguramente tomará en sus manos el proyecto de llevar a Sinaloa al progreso y a la modernidad.