Cómplice o Víctima

A raíz de las publicaciones que hemos realizado sobre el robo de 55 millones de pesos llevado a cabo por Jesús Vázquez y su cómplice Alejandro Salazar, la novia de Alejandro Salazar, María Fernanda Urías, grabó un video en Instagram donde se deslinda de toda complicidad con estos delincuentes. María Fernanda Urías ha sido señalada como cómplice de estos individuos debido a su relación con Alejandro Salazar, ya que se la veía en redes sociales disfrutando de muchos privilegios, como yates, fiestas y compras excesivas, que, evidentemente, fueron financiadas con el dinero robado de las supuestas empresas que prometían riquezas a corto plazo.

El día de hoy, María Fernanda Urías publicó un video en el cual se desvinculaba de estos delincuentes; sin embargo, a los pocos minutos de haberlo compartido, decidió retirarlo de las redes sociales. Esto plantea interrogantes: ¿realmente es cómplice de estos delincuentes o fue amenazada? Si realmente no tiene nada que ver, María Fernanda Urías debería salir a la luz pública y deslindarse de toda responsabilidad, señalando los domicilios de estos delincuentes y de cualquier familiar, ya que el monto robado no fue simplemente unos cuantos pesos, sino más de 50 millones de pesos que siguen desaparecidos.

Estos delincuentes ya están siendo buscados por las autoridades del estado de Sinaloa, ya que cuentan con demandas formales ante la Fiscalía General del Estado.

En publicaciones pasadas hemos señalado a otros cómplices de estos delincuentes, incluido a María Fernanda Urías:

Fernando Carrillo, contador; Jessica Velázquez y Ramón Ochoa, esposos, ayudan al astuto manipulador que arruinó a cientos de inversionistas.

En un giro impactante de los acontecimientos, emergen nuevos detalles sobre el robo de más de 50 millones de pesos perpetrado por el joven empresario Jesús Vázquez, cuyo sello distintivo son las promesas de rendimientos exorbitantes. Junto a él, sus cómplices, Fernando Carrillo, quien se encargaba de las finanzas; Jessica Velázquez, su exdirectora creativa en Vázquez Capital; y su esposo Ramón Ochoa, han salido a la luz como piezas clave en este oscuro entramado.

Vázquez, un conocido ladrón, logró evadir las autoridades, dejando tras de sí un rastro de inversionistas arruinados y desesperados que confiaron en su empresa, Vázquez Capital Group, y su filial, Genego. Bajo el atractivo manto de oportunidades de inversión, prometía un retorno desmesurado del 100%, seduciendo a más de un centenar de víctimas que jamás imaginaron estar en medio de un esquema fraudulento.