Abel Atondo Le Simuló Trabajo a Gerardo Vargas

POR: JORGE ARAGÓN

La reciente derrota de Abel Atondo Chang en las elecciones de la Alianza de Transporte ha dejado al descubierto la falta de apoyo y rechazo que enfrenta, no solo en la comunidad de transportistas, sino también en su propia casa política. Un claro ejemplo de esto fue su acercamiento a Gerardo Vargas, donde Atondo aprovechó la popularidad del candidato de Morena para intentar capitalizar un triunfo que, a la postre, se mostró como una simulación.

Atondo fue uno de los personajes que se colgó de la bandera de triunfo de Gerardo Vargas durante las pasadas elecciones, buscando asociarse con el éxito ajeno. Sin embargo, el trabajo de campo realizado por Atondo fue prácticamente nulo. Vargas logró su victoria gracias al aprecio y la confianza que la comunidad le tiene a su figura y a Morena, y no a la supuesta gestión de Atondo.

La derrota de Atondo ante Juan Francisco López Orduño en la Alianza de Transportadores Urbanos y Suburbanos de Los Mochis (Atusum) subraya esta tendencia. Atondo, que obtuvo 83 votos frente a los 96 de Orduño, se ha visto rechazado por los permisionarios, quienes demandan un liderazgo que realmente represente sus intereses. Su incapacidad para responder a las necesidades del gremio, como tarifas justas y condiciones laborales dignas, ha erosionado su credibilidad y ha puesto en evidencia su desconexión con la base.

Con su reciente fracaso electoral, se hace aún más evidente que Atondo ha sido catapultado políticamente sin el respaldo real que requiere un líder. Su actitud soberbia y prepotente se ha traducido en un repudio claro por parte de los transportistas y la sociedad, quienes exigen un cambio verdadero en el liderazgo. En contraste, Juan Francisco López Orduño ha demostrado un compromiso firme por mejorar las condiciones del sector, un enfoque que ha resonado fuertemente con aquellos que buscan un futuro más transparente y honesto.

Este es un momento de transformación en la política local y en la Alianza de Transporte, donde los transportistas están decididos a alzar sus voces y reivindicar su dignidad frente al liderazgo que por mucho tiempo los ha ignorado. Con la figura de Atondo en declive, queda claro que los transportistas están apostando por una nueva era que prioriza sus verdaderas necesidades.