Ana Ayala ¿En busca de reflectores?

POR: JORGE ARAGÓN

La diputada federal Ana Ayala ha desatado una polémica al politizar y tratar de adjudicarse, individualizar, la reciente aprobación de la Reforma del Poder Judicial, una iniciativa presentada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Aunque esta reforma puede representar un avance o un retroceso para todo el país y una victoria o la desgracia para el pueblo mexicano, parece que Ayala ha visto en este logro una oportunidad de oro para posicionarse en el ojo público.
En un momento en que los morenistas celebran lo que será u significativo cambio en el sistema judicial, Ana Ayala ha optado por hacerlo suyo. “La reforma es un triunfo colectivo”, dicen algunos, pero la legisladora, en su ansía por recibir aplausos, ha desdibujado el verdadero origen de este éxito, sustrayendo la atención de aquellos líderes que realmente han trabajado para que esta reforma sea una realidad.
Ayala, en su afán por adecuarse al discurso del momento político, y en un claro intento por ganar la simpatía de los votantes, ha alzado la mano como si fuera la arquitecta de esta transformación, cuando en realidad, su papel fue meramente decorativo. Mientras muchos la ven como una auténtica representante del pueblo, otros cuestionan si su verdadero interés radica en ayudar a los ciudadanos o en catapultarse a la alcaldía de Ahome.
La estrategia de politizar la reforma del Poder Judicial no ha pasado desapercibida. Críticas surgen desde diferentes sectores, acusándola de aprovecharse del trabajo ajeno sólo para apuntalar su imagen. ¿Es Ana Ayala una abanderada de la justicia, o simplemente una manipuladora en busca de un lugar en el poder?
La creciente ambición de Ana Ayala por convertirse en la próxima alcaldesa de Ahome podría ser el motor detrás de su reciente actuación. En un ambiente político donde cada acción cuenta, parece que “el dedo levantado” de Ayala es más un gesto de autopromoción que un verdadero compromiso con la reforma y el bienestar del pueblo.
En conclusión, la duda persiste: ¿logrará Ana Ayala transformar su gris imagen de política en ciernes en búsqueda de notoriedad en la de una verdadera líder comprometida con el bienestar social, o se quedará en el intento de obtener eco en la arena política a costa de logros ajenos? La respuesta podría definir su futuro, pero una cosa es clara, la refriega política apenas comienza.