Marcos Osuna ocupa regular el voraz servicio de Grúas Menchaca

La situación con Grúas Menchaca ha llegado a un punto crítico, donde la necesidad de un cambio es inminente. Los ciudadanos, que a menudo se encuentran en situaciones vulnerables, se han convertido en víctimas de una práctica depredadora que no solo afecta sus bolsillos, sino también su confianza en las instituciones.

Con un servicio que debiera ser un apoyo en momentos de crisis, lo que en realidad se está experimentando es una estafa institucionalizada. Las acusaciones en contra de esta empresa son graves: inflar costos de manera arbitraria y manipular la información para su propio beneficio. Este tipo de actuación no solo es deshonesta, sino que también socava los principios básicos de equidad y justicia.

Los llamados a las autoridades, especialmente a Vialidad y Transporte, no pueden caer en saco roto. Es crucial que se lleven a cabo auditorías exhaustivas y que se implementen medidas para proteger a los ciudadanos de las prácticas abusivas de Grúas Menchaca. La corrupción no tiene cabida en nuestra sociedad, y es responsabilidad de todos —ciudadanos y autoridades— luchar contra ella.

La indignación popular crece, y con ello la presión sobre quienes deben garantizar un servicio justo y transparente. ¡Basta de abusos! La voz del pueblo está demandando no solo respuestas, sino acciones concretas. La hora de actuar es ahora, antes de que más ciudadanos se conviertan en víctimas de esta voracidad.

¡El cambio es posible! La organización y la denuncia son herramientas poderosas. Juntos, podemos exigir un sistema donde los servicios públicos no se utilicen como una excusa para extorsionar, sino como un verdadero soporte para quienes más lo necesitan. La lucha contra la corrupción ha comenzado y no se detendrá hasta que se haga justicia.