Váyanse por donde no haya muertos

En política, hay declaraciones que revelan más por lo que omiten que por lo que dicen. Hace unos días, la diputada morenista Juana Minerva Vázquez afirmó sentirse segura en Sinaloa. Dijo, además, que la seguridad es responsabilidad del Estado, pero que para construir la paz se necesita el esfuerzo de toda la sociedad.
Hasta ahí, podría parecer un discurso institucional. Sin embargo, lo que deja entrever —quizá sin proponérselo— es una lógica peligrosa: si tú no te sientes seguro, algo estás haciendo mal. O peor aún, el Estado está “haciendo su parte”, y la violencia persiste porque la sociedad no coopera. Y es ahí donde, como ciudadana, como periodista, como sinaloense, no puedo dejar de pensar: ¿entonces qué nos toca? ¿Evitar las balaceras? ¿Cambiar la ruta diaria para no toparnos con muertos?
Es imposible no recordar aquella frase memorable del exalcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, que nos aconsejaba “circular por donde no hubiera baches” como solución al pésimo estado de las calles. Hoy pareciera que el mensaje se ha actualizado, aunque con consecuencias infinitamente más graves: váyanse por donde no haya muertos.
Porque eso es lo que se siente cuando una legisladora afirma desde su espacio de privilegio que ella sí se siente segura, mientras la gente en las colonias, en las comunidades, en las banquetas y carreteras del estado, no puede decir lo mismo.
Lo más trágico es que la realidad no da tregua. Apenas un par de días antes de estas declaraciones, un agente de la Policía Estatal fue abatido dentro de su camioneta blindada a unas cuadras del Congreso del Estado. Es decir, ni siquiera el corazón político de la entidad está a salvo. ¿Cómo entonces hablar de percepción y no de hechos? ¿Qué paz se puede construir sobre el silencio y la normalización del miedo?
Y unos días después, una mujer inocente perdió la vida por una bala perdida en el Malecón Nuevo, un sitio donde cualquier familia sinaloense va a caminar, a distraerse, a vivir. ¿Qué construcción de paz puede haber si ni siquiera los lugares de esparcimiento están a salvo? ¿Qué parte del pacto social estamos incumpliendo los ciudadanos para merecer morir así?
No se trata de descontextualizar ni de distorsionar lo dicho. La diputada no ordenó que la gente se esconda ni que huya. Pero cuando se habla de seguridad desde una burbuja, sin reconocer la crudeza del día a día, el mensaje implícito es igual de cruel: yo estoy bien, si tú no, algo estás haciendo mal.
Y no. La inseguridad no se evita caminando por otra calle. La violencia no es una percepción, es una realidad que mata, desaparece y aterroriza. No podemos aceptar que nos pidan colaborar con el Estado mientras el Estado no cumple con lo básico: garantizar la vida.
Porque no, diputada, no se trata de andar por donde no haya muertos. Se trata de que en este estado, de una vez por todas, ya no haya muertos.