Armando Heraldez sigue con sus estupideces y sus consecuencias podrían cimbrar el Palacio de Gobierno

POR: JORGE ARAGÓN

La más reciente faena en que se encuentra metido es en el hostigamiento laboral a que están siendo sometidos los trabajadores del penal de Culiacán.

Cobarde, como siempre lo ha demostrado, este personaje no realiza las acciones de manera personal, sino que envía a sus esbirros, y en esta ocasión le tocó ser el brazo ejecutor a Matilde Tapia Morales.

La también conocida como “Maty” está hostigando a los empleados del Penal de Culiacán para que no firmen las hojas de inconformidad con el Comité y así no puedan mover los estatutos a su antojo y de esta manera perjudicar el voto libre y secreto.

Aprovechando su puesto en el STASE como titular de la Secretaría Acción para la Mujer, dicen los perjudicados que se está valiendo de la infraestructura que tiene a su disposición para decirles vía telefónica que podrán ser sancionados con quitarles sus beneficios, si no dejan de firmar y si siguen poniéndose la camisa roja los días viernes.

En otra acción reprobable, a las agremiadas que tienen sus hijos en las guarderías las amenaza que se pueden quedar sin un lugar para sus hijos, cuando lo que hacen es disfrutar de un derecho sindical, no de un favor.

En cuanto a lo que ocurre en el centro penitenciario, la delegada del STASE, Nereyda Sánchez Mendoza pidió al Secretario General, el tal Armando Heraldez, que los compañeros que no quieren obedecerla sean sancionados de alguna manera y que contra los que siguen a la llamada “ola roja” también actúen.

A final de cuentas, dicen los que saben de lo ocurrido, Armando Heraldez terminó regañando a su alfil diciéndole que era una pendeja, ya que si no podía calmar a sus representados no podía entonces mover nada.

Hay quienes aseguran que Sánchez Mendoza terminó llorando al final del encuentro con Heraldez Machado.

Todo lo anterior puede ser un llamado de atención a las cúpulas del Gobierno del Estado, ya que la situación puede salirse de control y representar una bomba de tiempo que en cualquier momento les puede explotar, y frente a su cara.

Los trabajadores sindicalizados simplemente ya están hartos (“¡hasta la madre!”) de tantos atropellos.

Ahora tienen una esperanza de lucha y que no haya más imposiciones por capricho de unos cuantos, que se están haciendo ricos y atropellando los derechos de los trabajadores agremiados: la llamada “ola roja”.

También muchos están seguros que el dos de mayo, si el comité quiere hacer otra vez de las suyas y amañar las cosas por orden de Armando Heraldez, se rebelarán y puede ocurrir algo de graves consecuencias.

Como siempre, el lidercillo del STASE se cubre las espaldas. Tira la piedra y esconde la mano, y se deslinda de cualquier nexo con lo que está ocurriendo. Pero siempre sacando beneficio de sus maquiavélicas maquinaciones.

Las consecuencias de sus estupideces podrían cimbrar las estructuras del Palacio de Gobierno.

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