La historia del chef argentino que cocinó para Trump y “Chapo” Guzmán

Cristian Morales es mendocino, tiene 38 años y ahora vive en Cancún. Por su restaurante pasaron varias celebridades y hasta criminales

De un barrio humilde de la provincia de Mendoza al yate de Donald Trump. El chef Cristian Morales vive en Cancún, México, donde posee un restaurant que lleva su nombre. Sus comensales hablan por él: Joaquín “Chapo” Guzmán, Juan Gabriel, Brad Pitt y Julia Roberts son solo algunas de las personalidades que degustaron sus platos.

El argentino nació hace 38 años en La Estanzuela de Godoy Cruz, en Gran Mendoza. Hijo de padres trabajadores, comenzó a lavar autos a los 12 años para ayudar a su familia, que le enseñó a valorar la comida desde muy temprana edad.

Antes de llegar a México, Morales pasó por 14 países de Latinoamérica y Europa, donde trabajó en prestigiosos restaurantes. Morales empezó desde abajo, como lavacopas, y nunca dejó de crecer. Cocinaba en un hotel cinco estrellas cuando se dio cuenta de que prefería tener su propio lugar.“Chef Cristian Morales” nació en un modesto espacio de 300 metros cuadrados y hoy ostenta 5 mil.

El chef recuerda muy bien su encuentro con el “Chapo” Guzmán. Y no es para menos. “Estaba tranquilo en mi restaurante, y llegaron dos personas armadas en un par de camionetas negras y blindadas”, relató. “Prepárese, porque tiene que ir a cocinarle al jefe”, cuenta que le ordenaron.

A Morales no le quedó alternativa. Sin mediar palabra, lo subieron a él y a uno de sus asistentes a bordo de un vehículo. “Nos dijeron que no nos asustemos, pero que debían hacer algo que era parte del procedimiento… ¡Y nos encapucharon! Nos llevaron al aeropuerto, nos subieron a un avión, volamos más de una hora y media”, prosiguió en diálogo con Clarín.

Así, el cocinero llegó a una casa y tuvo que preparar platos para 20 personas. Cocinaron todo tipo de comidas, cuenta, siempre custodiados por tres personas armadas. Cuando terminó la fiesta, lo invitaron a pasar al salón. El capo narco lo quería conocer. “¡Muy rico todo! ¡Lo felicito! Sólo he confiado en su mano”, le dijo el criminal. Tras la congratulación, lo volvieron a encapuchar y lo llevaron de regreso a su lugar.

No menos llamativa es la anécdota que une a Morales conTrump. Aunque no tenía visa, el equipo del candidato republicano hizo posible su ingreso a los Estados Unidos. Lo llevaron en avión privado a Miami -donde lo alojaron en el Four Seasons- y desde allí a un yate en Bahamas. “Me dieron una tarjeta y me dijeron: ‘compre lo que quiera'”, recuerda.

Pero, a pesar de haber compartido momentos inolvidables con estas celebridades, Morales no olvida de dónde vino. “Prefiero la comida de mi mamá, la dedicación que le pone al pastel de papa, al pescado empanizado, una buena pasta, una polenta a la bolognesa…”, dice.

Su nombre ganó notoriedad en el terreno de la gastronomía, pero él prefiere mantener el perfil bajo. “Muy poca gente sabe de dónde vengo, cómo soy. No busco favores, ni fama. Hacemos eventos gastronómicos increíbles, donde la gente se siente cómoda, como a mí me gustaría que me atendieran”, cierra.