La policía detiene al sospechoso que buscaba por las bombas de Nueva York
Rahami ha sido arrestado tras un tiroteo en Nueva Jersey. La policía interroga a otras cinco personas
La amenaza terrorista rebrota en la Gran Manzana. La policía arrestó ayer tras un tiroteo a Ahmad Khan Rahami, estadounidense de 28 años de origen afgano, por sus posibles vínculos con la bomba que el sábado hirió a 29 personas en Nueva York. “Tenemos razones para creer que es un acto de terrorismo”, dijo el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio. Otros tres artefactos fueron localizados el fin de semana. Los incidentes llevarán la seguridad al centro de la campaña electoral.
en la calle Elmora, una zona tranquila de Elizabeth, la ciudad del Estado de Nueva Jersey donde vive Khan Rahami, los vecinos observaban asombrados el despliegue de policía y de medios frente al First American Fried Chicken, el negocio familiar del sospechoso de haber devuelto el miedo a la ciudad 15 años después del 11-S. “Claro, claro que da miedo. Esto es un sitio muy tranquilo y uno no sabe a quién tiene de vecino”, lamentaba José, de 50 años.
Apenas dos horas antes, la policía había capturado a Rahami después de un tiroteo en Linden, una ciudad cercana. Su identidad y su imagen fueron difundidas por las autoridades a primera hora de la mañana (horario local) con la advertencia de que era alguien “armado y peligroso”. La policía utilizó el sistema de alertas por emergencias por teléfono móvil, algo que, según los medios locales, no había hecho hasta ahora para la búsqueda y captura de nadie. Los ciudadanos de la zona recibieron un mensaje que decía “SE BUSCA: Ahmad Khan Rahami, varón de 28 años. Vea su fotografía en los medios. Llame al 911 si lo ve”.
Al cabo de unas horas fue localizado. El sospechoso, que disparó y alcanzó a dos policías, resultó herido a su vez y fue trasladado consciente a un hospital. Se enfrenta a cinco cargos por otros tantos intentos de homicidio y posesión de armas por el tiroteo con los agentes.
El detenido vive en Elizabeth, donde el domingo se encontró otro artefacto explosivo en una mochila abandonada en una papelera de la estación de tren. Explotó cuando el robot de los artificieros intentaba desactivarla. Se trata de la cuarta bomba localizada el fin de semana, una oleada que ha activado todas las alarmas en la Gran Manzana en vísperas de la Asamblea General de la ONU, que empieza hoy. Las autoridades trataron de mostrarse muy prudentes el domingo sobre el origen y la motivación de las bombas —solo una, la de Chelsea, causó heridos—, pero en la mañana de ayer el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, admitió que no le sorprendería “una conexión extranjera” del incidente. El presidente Barack Obama quien se encuentra en Nueva York para participar en la cita anual de la ONU, pidió a los estadounidenses que “no sucumban al miedo”. Y prometió que estarán “vigilantes y [serán] agresivos” para prevenir atentados y llevar a la justicia a sus autores.
Los ataques marcarán el debate sobre seguridad en la campaña presidencial. “Chico, vivimos en un tiempo… Es mejor que seamos duros. Mejor que seamos muy duros. Ya averiguaremos qué es. Es una cosa terrible lo que pasa en el mundo, en nuestro país, y tenemos que ser duros, inteligentes y estar vigilantes. Ya veremos lo que es”, dijo el domingo el candidato republicano, Donald Trump.
La demócrata Hillary Clinton aseguró que la retórica de mano dura con el terrorismo y la inmigración musulmana de Trump está ayudando al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) a reclutar más combatientes.
No está confirmada la conexión entre los cuatro artefactos hallados en Nueva York y Nueva Jersey el fin de semana, aunque la policía sospecha de su vinculación. William Sweeney, el agente del FBI al frente de las pesquisas, explicó que tampoco se han aclarado aún los motivos de Rahami ni hay pruebas de que formara parte de una célula local. No estaba bajo el radar policial. Otra incógnita es si tuvo cómplices, pero no hay de momento nadie más en busca y captura. Los investigadores interrogaron la noche del domingo a cinco sospechosos, que siguen bajo custodia.