Estadio “Emilio Ibarra”, gigantesca cantina 

POR: JORGE ARAGÓN

El deporte sale sobrando; los vicios se están incrementando y la prostitución, en todo su apogeo   

Interesado más que nada en incrementar su fortuna sin importarle los medios, Joaquín Vega Acuña y familia, poco interesados se encuentran en  buscar que el béisbol sea el mayor atractivo de quienes asisten al estadio “Emilio Ibarra Almada”, pues se encuentra convertido en una cantina gigantesca y un lugar en el que la proliferación de todos los vicios salta a la vista de todos, además de que al mismo tiempo se fomenta la prostitución.

Ya a nadie extraña, incluso a las propias autoridades municipales empeñadas en estos momentos en hacer valer el programa Orden y Respeto, que después de que los encuentros beisboleros terminan, la fiesta sigue en las afueras del coso deportivo, con la venta indiscriminada de bebidas embriagantes incluso a menores de edad.

Como señuelo para que el negociazo tenga más éxito, se permite que la música de banda se prolongue por bastante tiempo.

Todo este desorden es facilitador para que distribuidores de drogas hagan su “agosto” en plena temporada beisbolera, pues es común que al final de cada partido en los baños se encuentren decenas y decenas de bolsitas de plástico, los clásicos envoltorios de drogas como la cocaína y/o el cristal.

Al parecer quien permite estas irregularidades es un individuo al que le dicen “El Paya”, uno de los incondicionales (lambiscones) de Joaquín Vega Acuña, quien aparentemente se siente intocable por la supuesta cercanía que mantiene con el gobernador electo, Quirino Ordaz Coppel, incluso sintiéndose protegido y con un alto cargo en el próximo gobierno.