De estudiantes acarreados, Juan, Jesús y Norzagaray

 POR RICHARD LIZÁRRAGA
¿Cómo entender el “periodismo” retorcido, de cuarta mano, de rumores perversos, que intenta hacer aparecer con insistencia como “análisis”, denuncias o verdades, el tantas veces errado Ernesto Hernández Norzagaray? Una semana con un invento y la otra con una difamación, hilan el grillete de sus textos por consigna que le dan un agrio sabor al escenario de linchamiento que pretende recrear contra la UAS, el Partido Sinaloense y un personaje que lleva pegado a sus sueños y entrañas: Héctor Melesio Cuén Ojeda.

No es una defensa a priori la que eslabono con esta entrega informativa, sino más bien que se entienda como un trabajo en busca de la verdad, en el marco del justo derecho que como ciudadano y lector me asiste a mi y a toda persona para exigir mayor profesionalismo de parte del equizofrénico Ernesto Hernández, que semana a semana nos atosiga con sus difamaciones y medias verdades, creyendo que tenemos la obligación a creer lo que a sus intereses convenga.

Por títulos no para. Ora se fue de nuevo contra la UAS y por enésima ocasión contra el PAS y su trabajo en tierra, atribuyendo con una falsa nota, la colecta de más de 260 mil firmas ¡a un grupo de la prepa Jaramillo de Mazatlán! rúbricas que soportan una iniciativa de ley que tiene como objetivo echar abajo el horario de verano, que a decir verdad es rechazado por toda la sociedad sinaloense.

No le cabe en su pecho los avances de Cuén Ojeda ni sus propósitos sociales, políticos y electorales, porque no encaja el ex rector de la UAS en sus intereses ni en su “ideología” desparpajada.

Analizar lo que escribe el exquisito Norzagaray, es ir con rumbo firme al despeñadero mental. No hay consistencia ni contundencia en sus textos. Se agarra de cualquier alfiler para intentar hacer daño: Que los muchachos de la Jaramillo fueron usados para recoger firmas, es su dolor y arma de ataque.

Lo de la prepa fue un invento. Otra burra cantara en el corral de Norzagaray si se se tratara de una iniciativa del PRI en pro del no al cambio de horario.  Es la verdad. Quedó claro y aclarado: lo de los estudiantes fue una trampa tendida, en concurso con Norzagaray. La conspiración alcanzó a Olga García Rendón, secretaría Académica de la UAS en la zona sur.

Lo de las firmas para lograr el cambio de verano mantiene al PRI sobre-excitado. No dude usted que de la Secretaría de Gobernación ordenen parar en seco al PAS y su iniciativa ciudadana. Ya se sabe como se las gastan los políticos priistas.

De Ernesto Norzagaray es fácil sostener que no tiene la voz completa para tocar el tema de los estudiantes uaseños ni el PAS. Supe de él cuando abrevaba de los favores políticos de los otrora gobernadores del PRI, Juan S. Millán Lizárraga y Jesús Aguilar Padilla.

Ambos mandatarios estatales lo usaron y Norzagaray se dejó usar: lo acomodaron en el Consejo Estatal Electoral, en el que validaba fraudes electorales, acoplados a los intereses de Juan y Jesús. En aquellos años Norzagaray juraba, por la paga electoral, lealtad hasta la ignomina a los dos personajes.

Después ofrendó tributo, y aun lo hace, al ex panista y antimillanista Manuel Clouthier del Rincón, quien le permite descargar sus odios e inventos en Noroeste;  la pasada campaña Norzagaray certificó su inclinación partidista al ayudar a Quirino Ordaz Coppel, candidato del PRI-PVEM, difamando a sus opositores reales.

De sus años de académico tránsfuga, de Norzagaray es rescatable su acarro y la compra de votos a estudiantes, las borracheras que prodigaba a alumnos y maestros, en las elecciones de la ahora Facultad de Ciencias Sociales de Mazatlán, donde ganó el repudio del alumnado que exigía a gritos su expulsión del plantel.

Norzagaray fue de los “académicos” que únicamente se acordaba de los estudiantes en los tiempos de elecciones de director o rector ofreciéndoles música, carnes asadas, alcohol y otras detestables formas de relajamientos.

¿Con que calidad moral y ética escribe entonces Ernesto Hernandez Norzagaray? ¿Cómo entender entonces sus textos? Lo del tipejo no es periodismo profesional sino una incitación a la barbarie. Una invitación incluso a olvidar su propio pasado.