Bernardino Antelo en campaña

POR: JORGE ARAGÓN

Califican la actitud del legislador federal como populista y que tiene aspectos más importantes en que ocuparse   

 

 

La decisión del diputado federal Bernardino Antelo Esper de entregar vales de gasolina como si fueran limosnas fue calificada como populista, ya que su trabajo en el Congreso de la Unión es legislar y no defender decisiones del Presidente Enrique Peña Nieto que van en detrimento de la economía de los mexicanos.

La mayoría de los ahomenses esperaban otra cosa de su “representante popular”, y no la actitud de entreguismo que hasta ahora ha demostrado hacia las decisiones presidencialistas, que lo único que provocan es un repudio absoluto, ya que quien sale más lacerado es el ciudadano común y corriente, ese que vive del salario mínimo.

El anuncio de Antelo Esper de entregar cien mil pesos en vales de gasolina es considerado como una burla, ya que en lugar de comportarse como un político que debe velar por los intereses de sus representados está haciendo todo lo contrario.

Todavía tiene la desfachatez de invitar a otros personajes de la política, empresarios y organismos camarales a que se unan a su “iniciativa” de ayudar a la gente pobre con vales de cien pesos que en nada les servirán para resarcir los efectos negativos de los incrementos en los precios de los combustibles.

Lo menos que dicen sobre el anuncio del diputado federal priista es que se trata de una auténtica burla a la ciudadanía, además de que los 74 mil pesos que declara como salario es una cifra risible, ya que sus percepciones son mucho muy superiores, ya que tiene ingresos por otros conceptos y que no están contemplados como nominales.

Señala la gente que en lugar de presentar propuestas, ya que no tiene capacidad cerebral y es un inepto, bueno para nada (le bautizaron como “diputado terremoto”), se le hace más fácil entregar limosnas en un intento por acallar a la sociedad ante el gran daño que hace su jefe político, Peña Nieto, considerado como el mandamás de todos los priistas y de los diputados.

Es decir, el presidente es el que controla a todos y en lugar de que Bernardino Antelo presente alguna iniciativa para que se de reversa a la antipopular medida que tanto daño causa al país, de alzar la voz en el Congreso, se le hace más fácil repartir limosnas, entregando papelitos para que la gente los cambie por gasolina.

Ahora bien, si acuden las mil personas que señala, cada una a bordo de su vehículo, dónde los va a acomodar mientras les da los famosos vales, ya que algo es innegable: no hay estacionamiento en su casa de gestoría para acomodar a tanto automotor, sea de dos o cuatro ruedas.

“Cómo nos ha decepcionado Bernardino. En mala hora votamos por él”, se lamentan muchos ahora.