Pelón Pérez se va sin rendir cuentas

Por: Miguel Valle Campos

Cerveza y deporte, coctel de corrupción

El cambio de presidente del Patronato Impulsor del Deporte confirma que el gobernador Quirino Ordaz Coppel está decidido a ser “tapadera” de las desviaciones financieras cometidas por tolerancia y complicidad de su predecesor, Mario López Valdez.

Esta es la lectura que deja el relevo en el PIDS, donde sigue abierta la “línea directa” a la impunidad.

Contra lo que ha ofrecido QOC, la constante de sus actos es la opacidad. Es lo que se repite con la llegada del nuevo titular del patronato, que no ofrece ajustes necesarios en procedimientos y controles a pesar del saqueo institucionalizado que vivió con el ex presidente, Manuel “El Pelón” Pérez Muñoz.

La continuidad en las prácticas irregulares en el PIDS desmiente las promesas de transparencia en el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, quien instaló en el organismo a otro paisano, José Oscar Sánchez Osuna, de dudosas intenciones, porque llegó al cargo con discurso hueco, “rollo” puro, sin ofrecer expectativas de una honesta administración.

El patronato, y por lo tanto también el deporte, seguirá siendo un botín que el gobernante en turno ofrece a un “cuate” con el cual manejar una multimillonaria captación de recursos provenientes de la venta nocturna de cerveza, un hecho que Proyecto 3 ha denunciado reiteradamente.

A Sánchez Osuna no puede dársele un extenso beneficio de duda porque llegó sin asumir compromisos de revertir la línea de corrupción y de opacidad administrativa. Ni siquiera supo exponer retos y objetivos claros para limpiar la casa que su predecesor dejó convertida en un muladar, con la anuencia, protección y complicidad obvia del ex jefe estatal, Mario López Valdez.

El mensaje subliminal es evidente: cambio de nombres, pero que todo siga igual.

INFLARON COSTOS AL 7X1; CARLOS RICO, MANSIÓN EN LA PRIMAVERA

El legado del titular saliente merece acuciosa investigación. Para ello los auditores pueden revisar la rehabilitación de los campos de béisbol de la Liga Ahome, que requirió de dos millones de pesos, presupuesto “inflado” en las facturas hasta los 14 millones de pesos, revelan datos del interior del patronato. Es decir, utilidades de 7 pesos por cada uno que realmente se invirtió en el deporte amateur.

La “casa” del presidente del PIDS conoció la magnitud del desvío de fondos manejados sin verificación alguna, por consigna del ex mandatario, afirman quienes conocieron de cerca las acciones de Pérez Muñoz, que por cierto actuó sin coordinación alguna con el Instituto Sinaloense del Deporte, la dependencia oficial que debe planificar y supervisar los presupuestos para el sector social. Pero esto no convino nunca al protegido de Malova.

En los hechos, el patronato actúa con total autonomía del ISDE, condenado a ser una figura de papel en la estructura del gobierno, porque así conviene a los fines personales de quien recoge las aportaciones para las obras deportivas, grandes, medianas y pequeñas.

Este manejo en lo más oscuro de los pasajes secretos de la administración estatal, favoreció también al director del patronato con “El Pelón” Pérez, Carlos Rico Cárdenas, quien percibió un sueldo de 72 mil pesos mensuales.

Los “otros” conceptos de su ingreso le permitieron a ese discreto director de organismo “privado”, construir una mansión en la zona residencial de La Primavera, al lado de varias de las familias más ricas del estado.

Para sostener la imagen falsa de esfuerzo casi filantrópico, Pérez Muñoz apeló al mismo recurso conocido por los alcaldes sinaloenses en los últimos tiempos: comprar reconocimientos de organismos nacionales “patito”, como en este caso un Centro Mexicano para la Filantropía, que “premió” el desempeño del patronato y de su presidente por sus “ejemplares” afanes.

Son galardones que se ofrecen al gusto del cliente, como falsificaciones de títulos profesionales, que sirven para dar baños de pureza a los operadores ajenos a la transparencia.

DEBE RENDIR CUENTAS “EL PELÓN” PÉREZ Y SER AUDITADO EL PIDS

Ordaz Coppel tomó la protesta a su nuevo protegido en el patronato incurriendo también en graves omisiones, sobre todo al eludir la necesidad de realizar una auditoría a fondo al organismo que, sólo en apariencia, es privado.

Los manejos del empresario radiofónico al frente de esa institución, que se nutre de recursos que el estado debe recoger y aplicar en beneficio del deporte, han sido reiteradamente señalados por evidentes desviaciones y excesos.

La destitución en el cargo no es suficiente castigo para el empresario que fue a la vez presidente, contratista y usufructuario de la obra deportiva realizada durante el sexenio pasado.

El fondo del asunto que debe aclararse no es si se realizaron las obras deportivas que por fuerza tenían que erigirse con los fondos provenientes de las cervecerías y de otros apoyos, sino la forma en que se adjudicaron y a quiénes, así como revisar los costos y los abusos en la cuantificación de las inversiones.

Debe irse al detalle la auditoría a la edificación de los Centros de Usos Múltiples, costosas instalaciones, faraónicas, que fueron manejadas discrecionalmente por Manuel “El Pélón” Pérez Muñoz, en las fases de planeación, construcción y aprovechamiento, que no se han justificado con eventos promotores del deporte, por servir sólo al montaje de espectáculos artísticos caros o como sedes de eventos del gobernador del estado.

COMPRA DE 50 RINGS CON SOBREPRECIO

La era negra de Pérez Muñoz en el PIDS requiere una profunda revisión, no sólo de la obra material. Es preciso clarificar todas sus operaciones disfrazadas como “promociones” del deporte.

Existen denuncias de que el magnate, uno de los empresarios más favorecidos por el pasado régimen, dueño de gran parte de la obra pública y acaparador de fondos publicitarios del estado y de los principales municipios, incurrió en irregularidades que tipifican delitos.

Caso concreto es la compra de hasta 50 rings para boxeo y lucha, que el patronato reportó con costo unitario de 120 mil pesos más IVA, a precios de 2011, para un total de más de seis millones de pesos, que en realidad estaban cotizados en 70 mil pesos, o sea tres millones 500 mil pesos.

Frente a estos antecedentes, Quirino se abstuvo de hablar del combate a la corrupción en sus recientes actos públicos, incluyendo el de la toma de protesta a su paisano al frente del patronato; pero al evadir el tema confirma la percepción ciudadana de que los poderes del estado operan coordinadamente para llamar a revisar cuentas a Malova y a colaboradores como Pérez Muñoz, para limitar la acción de la justicia al levantamiento de observaciones contables, acciones inocuas por completo. Tapaderas de complicidad que no atiende el clamor ciudadano contra los latrocinios.

OBLIGADA REVISIÓN A INGRESOS Y NÓMINA DEL PIDS

Información que trasciende del patronato indica también que el dueño de la “línea directa” con el gobernador y los anteriores presidentes municipales, debe justificar los gastos administrativos del patronato.

No puede evadir la auditoría y la rendición de cuentas porque manejó el 10 por ciento de la venta nocturna de cerveza en los 18 municipios del estado, como lo denunció este semanario en exclusiva, siendo esa la mayor fuente de los 41.3 millones de pesos que reportaron como captación del PIDS en el año 2015, una cifra que no conoce nadie fuera del círculo malovista.

La contabilidad en torno al coctel de corrupción de deporte y cerveza es impenetrable, porque es difícil seguir el rastro al negocio de los centros de venta de la bebida en el territorio sinaloense, en las ciudades y en comunidades rurales.

Es obvio que las grandes distribuidoras de cerveza pueden cuantificar el consumo, pero no se someten a ningún escrutinio de las autoridades que reciben la participación “para el deporte”. No puede ser una comisión que puedan fijar a capricho de las empresas porque hay un fin social que debe ser rescatado y terminar con los arreglos carentes de toda norma de control.

Las cifras reales fueron conocidas sólo por tres personajes: Mario López Valdez, su subsecretario Bernardo Cárdenas Soto y Manuel Pérez Muñoz.

En la nómina del organismo “privado” aparecen 100 nombres, que en realidad no han sido plenamente identificados como trabajadores del patronato o empleados personales o de otros negocios del “Pelón” Pérez, incluyendo a su chofer que le sirve en todas sus ocupaciones.