Quirino Ordaz Coppel, superado y pisoteado por la delincuencia organizada   

POR: JORGE ARAGÓN

Utilizando foto de lujoso auto, el Gobierno de Sinaloa pretende desviar atención ante oleada criminal y fuga de reos 

Cuando en todo Sinaloa la percepción de que la personalidad pusilánime, medrosa y posiblemente entreguista del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, lo mantiene atado de manos ante el exacerbado repunte de la criminalidad, a lo que se le incluye la escandalosa fuga de reos de alta peligrosidad del penal de Aguaruto, les cae “del cielo” un distractor.

Posiblemente por instrucciones “de arriba”, en las redes sociales y algunos medios se difunde la foto de un lujoso auto, un Maserati, captada en el puente fronterizo de Tijuana, Baja California.

Se aprecia que al parecer es abordado por el ex gobernador Mario López Valdez.

Posiblemente no haya nada anormal en la escena, además de que la unidad es propiedad del prominente empresario ahomense, Bernardo Cárdenas Cota.

Tal parece que la administración que encabeza Quirino Ordaz Coppel pretende que la atención de los sinaloenses se desvíe hacia un hecho inane, trivial, más que nada por las fundadas sospechas de que López Valdez habría metido no las manos, sino los codos y el cuerpo entero, en las arcas estatales, a tal grado de dejarlas prácticamente vacías.

En la mente de los sinaloenses ya tomó forma la idea de que este hecho es únicamente para tender una cortina de humo ante los violentos acontecimientos de los últimos días, principalmente en la capital Culiacán.

Parece que quieren cubrir, sin lograrlo, la enorme y pestilente cloaca en que se encuentra convertido el aparato de seguridad, hoy en manos de militares que, definitivamente, no han cubierto siquiera el mínimo de las expectativas de lo que la sociedad esperaba de ellos.

Sinaloa, nuevamente, vuelve a ser noticia no sólo nacional, sino internacional.

El flagelo de la violencia es un fenómeno que arropa a todos, menos a un gobernante que parece ignorarla y que cuando es inquirido sobre la situación por los periodistas, prefiere eludir y hacer lo del avestruz, esconder el rostro en un suelo ensangrentado por decenas o cientos de hombres y mujeres que han caído abatidas por las balas, ya sea por ajustes de cuentas, enfrentamientos entre bandas rivales o incluso contra elementos policíacos, cuando ni siquiera han transcurrido tres meses de su gobierno.

Como si eso fuera poco, la fuga de cinco reos de extrema peligrosidad en un penal de supuesta máxima seguridad, exhibieron a Sinaloa y sus autoridades ante la opinión pública nacional y allende las fronteras.

Otro caso “calientito” es el “levantón” y desaparición de ocho jóvenes que iban a ser arrestados por la Policía Municipal, en la capital sinaloense, y que no movieron un solo músculo cuando llegó un comando armado y se los “quitó” de las manos para llevárselos con rumbo aún desconocido.

La gente ya no tiene la menor duda. El crimen organizado supera y pisotea el gobierno de un titubeante y medroso Quirino Ordaz Coppel.

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