Ayuntamientos de Sinaloa, cien días de fracaso
En los primeros 100 días del año 2017, el rostro administrativo de los ayuntamientos del estado de Sinaloa se está construyendo con fracasos y una fría relación con los ciudadanos.
En el mapa de resultados solo la muerte se desliza por la alfombra sinaloense y la crisis acompaña el deterioro social porque el tejido administrativo se encuentra contaminado por los nulos resultados en obras y servicios que los ayuntamientos están obligados a brindar.
El recuento de daños es mayúsculo y la ciudad de Culiacán adquirió la reputación de la cuidad más violenta, porque de la mano del alcalde Jesús Valdez Palazuelos los asesinatos alcanzaron talla internacional y obligo al gobierno del Reino Unido a colocar la alerta roja a sus ciudadanos, pidiéndoles que no visiten la capital sinaloense so pena de colocarse en la mira de la muerte.
Esta misma alerta roja fue etiquetada en algunas zonas de Estados Unidos para prevenir a sus ciudadanos del alto riesgo que significa adentrarse en las calles y barrios de Culiacán, donde todos los días se colocan rastros de violencia en calles, domicilios y centros de trabajo, es decir, nadie está seguro ni en sus domicilios.
La falta de resultados de Jesús Valdez Palazuelos en materia de obras públicas, atención ciudadana, generación de trabajo, mejoramiento económico y atención a las demandas de jóvenes y desempleados exhiben de cuerpo entero que el funcionario no está dando resultados. Lo único que muestra es una ambición política que busca satisfacer con una senaduría. Pero el trabajo no lo avala.
Además, mantiene blindado el manejo de los recursos financieros y tampoco da cuenta de las erogaciones que se hacen en salarios a los funcionarios públicos.
Por su parte, el presidente municipal de Navolato, Rigoberto Valenzuela Medina, vive una ráfaga de acontecimientos que lo desnudan ante el ojo de ciudadanos extranjeros y domésticos.
Los sucesos de vivencia en el lugar transcendieron las fronteras por las incidencias bélicas, ya que inclusive ciudadanos iraquíes que vinieron a realizar un trabajo televisivo a la zona salieron con los pelos de punta, al ser objeto de delitos en su contra y con ello quedo en claro que la violencia del lugar es más intimidante que los ataques constantes que se viven en los campos de guerra de Irak.
Ese trance doloroso focalizó la atención internacional, y eso que Navolato carece de interés para los visitantes extranjeros.
Espoliado por los fracasos, el presidente municipal de Elota, Angel Geovanny Escobar Manjarrez, es el retrato hablado de la política de traspatio y ante los nulos resultados empieza a sentir el peso de los reclamos ciudadanos en su contra.
En esa zona, los robos domiciliarios y lo homicidios se están convirtiendo en paisajes cotidianos del lugar, y en el escenario del empleo, la falta de oportunidades para personas desocupadas se agudiza sin encontrar respuesta por ningún lado.
Fernando Pucheta Sánchez no baila el son que le gusta.
El acalde de Mazatlán, baila el son que le tocan los criminales, ya que ese municipio fue tomado para afinar puntería por los grupos criminales que operan en el sur del estado, que le han perdido el respeto a todo aquello que lleve uniforme de agente policiaco.
Los visitantes extranjeros y domésticos se santiguan al llegar al puerto, donde el olor a caño se ha vuelto el aroma natural de esa zona y las aguas negras afloran por el pavimento generando temor por los riesgos sanitarios que ello implica.
Los resultados no se ven por ningún lado.
En Ahome, el acalde Álvaro Ruelas no conoce aún el pulso ciudadano y se da por sentado que lleva una conducta guajira al pregonar su intención de buscar la reelección como alcalde el año que viene.
La realidad de las cosas es que no ha llevado nada que presumir a los ciudadanos y, para colmo de males, reunió a su alrededor a funcionarios de la talla de Eliot Azcárraga Beltrán, Javier López Jackson y Ernesto Suarez Andujo, tesorero, oficial mayor y gerente de la Junta de Agua Potable de ese municipio respectivamente, que llegaron a sus puestos cargados con una reputación de ineficientes y corruptos, y señalados por actos deshonestos que realizan en sus funciones.
En los primeros 100 días de gobierno no ha habido obra de pavimentación ni de seguridad y lo único visible de esa administración es que se encuentra integrada por ropa sucia.
Triste panorama el del municipio de Ahome donde las acciones de gobierno brillan por su ausencia.
Por su parte, en el municipio de El Fuerte la alcaldesa Nubia Ramos Carvajal llego pregonando la poesía siniestra de que el corrupto era su antecesor y alegó que no le había dejado dinero en la tesorería y por tanto no tenía recursos para realizar obras sociales.
Su dicho choca con la realidad, porque si bien no hay pavimentación ni construcción de aulas ni acciones de gobierno, hizo la compra de un vehículo automotor con un precio superior a un millón de pesos y así abrió la compuerta del despilfarro económico que ahora vive el centenario municipio.
En 100 días que lleva al volante de la administración municipal, creció el desempleo y la migración social, aunque los hechos muestran que su capacidad administrativa solo alcanza para presumir carro nuevo.
La lectura que ofrece el panorama de los ayuntamientos de Sinaloa es que definitivamente no se camina por el sendero correcto para mejorar en servicios ciudadanos, ya que para colmo los alcaldes pujan para endeudarse y cargar la cuenta a los contribuyentes de todos los gastos que hagan durante su administración.
Es decir, usan la estrategia de hacer caravana con sombrero ajeno y manipular buscando la reelección.