El hospital de la muerte
POR: JORGE ARAGÓN
El Hospital General de Los Mochis continúa convertido en un sitio de terror y muerte, en el que las principales víctimas son menores de edad, lamentablemente.
Una negra historia existe en torno a este nosocomio, a tal grado que mucha gente la piensa para acudir a buscar ahí atención médica o, principalmente, internar a familiares enfermos, sobre todo si se trata de menores de edad.
Es por esa razón que exigen voz en cuello ante el Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, un brusco viraje de timón y “mande a volar” a todo el personal, desde el director hasta el personal de intendencia.
Grabados en la mente de la ciudadanía se encuentran los casos de criminal negligencia registrados en ese hospital que dejó como terrorífico saldo la muerte de casi una decena de infantes.
Al caso se le dio muchas vueltas, pero al final de cuentas, como ocurre en este país de las maravillas, “no pasó nada”, y se le dio carpetazo al asunto.
Sin embargo, el precedente es oscuro y altamente negativo para el sector salud en el estado de Sinaloa, por lo que cuando todo mundo esperaba que la administración estatal tomara cartas en el asunto, todo se redujo a un espaldarazo al galeno, quien sin rubor alguno “explicó” la causa de la muerte de los neonatos, y de lo cual incluso se tuvo en su momento el visto bueno del Secretario de Salud, José Narro Robles.
Sin embargo, son argumentos que a nadie convencen, menos a los familiares de los bebés fallecidos, ya que algunos por ser de comunidades rurales, no alzaron la voz.
El caso es que solamente fueron siete los casos registrados “oficialmente”, aunque se sabe que en algunas comunidades rurales, en el lapso de un mes, hubo dos o hasta tres casos idénticos.
Los padres de los niños no “pegaron de gritos”, quizá por ignorancia o que por ser de condición humilde pensarían que nadie les prestaría atención.
El Hospital General de Los Mochis está convertido en un “nosocomio de la muerte”, aunque las autoridades traten de tapar el sol con un dedo simulando que no pasa nada grave y lo ocurrido es “normal”.
CASO RECIENTE
Uno de los hechos más recientes, es el de un niño de cinco años que falleció en el nosocomio tras ingerir una crayola.
En este hecho en particular el alegato de defensa es que el personal médico actuó de manera correcta, y que el deceso fue a consecuencia de daño cerebral por falta de oxigenación.
“Será el sereno”, dijeron ciudadanos.
El caso es que una muerte más de un infante se suma al largo rosario fúnebre que representa esta institución que ha sido bautizada por la vox populi como “el hospital de la muerte”.