Estadio Emilio Ibarra el Negocio de Joaquín Vega Acuña 

POR: JORGE ARAGÓN

En estos tiempos electorales, el maquiavélico personaje surge de nuevo en la escena política

 

Como en sus mejores tiempos de político marrullero, maquiavélico, cuando gozaba de enorme poder e influencia en las altas esferas partidistas y gubernamentales, Joaquín Vega Acuña salta de nuevo al escenario público.

Al dinosáurico individuo tal parece que algunos todavía le tienen fe y esperanza, cuando de todos es sabido que nadie lo quiere, al menos de buena manera, al interior del Partido Revolucionario Institucional.

Sin embargo, sigue sabiendo mover sus cartas.

De ese modo, obtuvo una partida gubernamental por 280 millones de pesos para remodelar el estadio de béisbol “Emilio Ibarra Almada”, en Los Mochis, no obstante que es una inversión que como empresario debería haber surgido de sus bolsillos.

Sin embargo, el ladino Joaquín nuevamente se sale con la suya y goza de las prebendas del gobierno, a cambio de ignotas razones.

No contento con seguir mamando de la ubre presupuestal, también obtuvo recursos de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario Rural, Forestal y Pesquero para proyectos de riesgo en la zona norte de Sinaloa.

Según ha trascendido, dichos apoyos y/o regalos son a cambio de mover sus tenebrosos hilos y rescatar la “esperanzadora” operación política que el ex dirigente del PRI estatal ha ofrecido a otros partidos en las contiendas del 2012, 2013 y 2014 a favor de los candidatos del PAN y Panal.

Ahora, se le quiere de tiempo completo en el PRI. Por eso, piensan los priistas de hueso colorado, con marcado resquemor, se le trata con “especial afecto”.

Es decir, en una contienda de vacas flacas necesitan de nuevo revivir a los muertos y devolver a los ausentes de los municipios serranos para intentar ganar, tal como sabe hacerlo Joaquín y cómo lo operó en la campaña que hizo llegar a la victoria al priista Jesús Aguilar Padilla en 2004, hoy convertido en coordinador de la campaña de Antonio Meade en Sinaloa.

Por eso y muchas cosas más, todas las triquiñuelas se ocupan de vuelta.

Ya quedó asentado. Para hacerlo volver al redil, las tentaciones y los “donativos” fueron muchos.  Apoyos y estímulos variados.

Veamos.

Lo del Estadio Emilio Ibarra Almada es el negocio perfecto. El Club Cañeros de Los Mochis, a través de su empresa Promotora de Espectáculos del Valle del Fuerte SA de CV, propiedad Joaquín Vega Acuña, recibió una concesión leonina a todas luces sin el pago de  contraprestaciones al Ayuntamiento de Ahome por el Estadio de Los Mochis.

Es claro. Los Vega no pagarán ni un solo peso por usufructuar las instalaciones municipales por un periodo de 20 años.

Y, por el contrario, se beneficiarían de la venta de alcohol a raudales, de los derechos de transmisión de los partidos, de la publicidad en las instalaciones, del comercio al interior y alrededor del espacio deportivo, de la operación del equipo de sonido y la pantalla, de los patrocinadores, entre otras conveniencias.

Lo quieren de vuelta en el PRI porque las vacas están muy flacas. No hay duda.

Tanto así, que ya se habla que a cambio de los favores económicos recibidos para que opere el estadio como si fuera de su propiedad y para que explote tierras ejidales también como si fuera su pequeño o gran latifundio, operará a favor del PRI las campañas políticas en el norte de Sinaloa, en tres municipios claves: Ahome, El Fuerte y Choix.

De la inversión de 280 millones que el gobierno estatal inyectará para modernizar el estadio Emilio Ibarra Almada no regresará ni un centavo y del crédito que le otorgó la Financiera de Desarrollo Rural su recuperación aún está en el limbo.

Ni hablar: Triquiñuelas, que es lo mismo que sinverguenzadas, es sinónimo de Joaquín Vega Acuña.